Pelicula:

Nos había sorprendido gratamente el guionista y director norteamericano David Robert Mitchell con su It follows (2014), segundo largometraje de su todavía exigua carrera, un film de terror que impactó profundamente por su desasosegante manera de provocar miedo primigenio en el espectador. Creímos entonces (y aún hoy lo creemos: crédulos que somos) que había en este Mitchell un cineasta realmente interesante, capaz de convulsionar al público con un cine desprejuiciado y candente. Pero, a la vista de este su nuevo largometraje, a lo mejor hay que repensarse esos calificativos.

Silver Lake es un barrio exquisito de Los Ángeles, residencia de muchas estrellas de Hollywood. En él vive Sam, un joven un tanto ocioso, con problemas económicos (está pendiente de desahucio de su apartamento por no pagar la renta), con ciertas tendencias voyeurísticas. Un día conoce a una chica, Sarah, con la que pasa parte de la jornada. Al día siguiente la chica ha desaparecido extrañamente, y Sam empezará a buscarla al entender que en esa desaparición hay un misterio que quizá le dé claves para vivir su vida...

Lo cierto es que Lo que esconde Silver Lake es una empanada mental de marca mayor: estamos, por supuesto, por el cine indagador, el que explora nuevos territorios; la única premisa es que lo que se nos cuente tenga suficiente interés como para mantener nuestra atención y cierta coherencia argumental, por muy fantástico que sea. No es el caso: el film de Mitchell es una sarta de lunáticas tonterías, con un revoltillo de paranoias, teorías conspiratorias, gymkanas que no saben que lo son y disparates varios, entre ellos un mapa con lo que parece un metafórico código Da Vinci en una caja de cereales. Curiosamente, cuando remonta el vuelo es precisamente en los momentos en los que autohomenajea su It follows, pues no de otra forma puede llamarse las escenas en las que aparece el llamado Beso del Búho, una especie de Hombre del Saco o Sacamantecas (bueno, con algunas diferencias fisiológicas apreciables...), que no dejaría de ser un trasunto del ente sin nombre y polimorfo de su mentado, y tan aplaudido, film de terror.

Pero al margen de esas escenas, en las que parece que Mitchell recuperara el aliento y la capacidad para aterrorizar al espectador, el resto es una continua marcianada que no se sabe si se inspira en el David Lynch de Mulholland Drive (2001) o Inland Empire, o, al menos, en algunos de los más esquinados productos de los hermanos Coen; también son evidentes sus influencias del cine clásico, al que no solo rinde tributo en escenas que remiten directamente a La ventana indiscreta, sino en la decoración del apartamento del protagonista, con carteles de films como el citado de Hitchcock y otros clásicos de serie B, como La mujer y el monstruo (1954), El hombre lobo (1941) y Abbott y Costello contra el Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1953).

Pastiche pseudomoderno, se le ha llamado “neo-noir”: si en esto va a consistir este “aggiornamento” del cine negro, prefiero quedarme mil veces con el “old-noir”, para entendernos. Larguísimo, sus casi 140 minutos no parecen acabar nunca, con un continuo torrente de ocurrencias a cual más estúpida y majadera, como si el director, halagado sin tasa por su It follows, haya considerado que cualquier cosa que se le pase por las meninges es una genialidad. Y va a ser que no...

Andrew Garfield, al que admiramos por su sutilísimo trabajo en Hasta el último hombre (2016), hace aquí lo que puede con un, en puridad, no-personaje, un rol carente de entidad que deambula por la peli conforme le place a su guionista y director, pero sin que tenga realmente carne ni sangre, y sin que ello se le pueda reprochar al, por otro lado, estimable actor. Del resto me quedo con una Riley Keough de papel escaso pero impactante, en la que creemos ver una posible futura estrella: habrá que seguirle la pista.

En cuanto al director Mitchell, esperamos vuelva a la senda estupenda de It follows; por el camino que ha tomado ahora con esta nueva película nos tememos que no vaya a ningún lado. Bueno, sí, a la inanidad, a la inoperancia, a la pura nada.


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139'

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Lo que esconde Silver Lake - by , Jan 01, 2019
1 / 5 stars
El código Da Vinci en una caja de cereales