Pelicula:

Esta película está disponible en el catálogo de Filmin, Plataforma de Vídeo bajo Demanda (VoD).


Gaspar Noé es un cineasta de origen argentino (Buenos Aires, 1963) que se exilió con sus padres en 1976 en París, tras el golpe de estado del trío de milicos Videla-Viola-Galtieri. En Francia se labró un porvenir, estudiando consecutivamente Filosofía y Cine, convirtiéndose pronto en un reputado realizador de videoclips musicales. Como director de cine tiene una todavía más bien corta filmografía, sobre todo si tenemos en cuenta que está ejerciendo como tal desde hace más de 35 años (cuando se escriben estas líneas): cinco son los largometrajes realizados en este plazo, intercalados entre numerosos encargos musicales, documentales, cortos publicitarios, etcétera.

Pero sus pocas películas cinematográficas han llamado poderosamente la atención, no necesariamente por su calidad (aunque también), sino más bien por su evidente intencionalidad provocadora: así, en Irreversible (2002), contada a la manera de Memento (2000), con una línea narrativa en cronología inversa, se permitía dos escenas de gran dureza, una de pura brutalidad y la otra de inusitada violencia sexual, una violación filmada en plano secuencia; y en Love (2015) su desafío fue mostrar sin inhibiciones la vida erótica de una pareja, con todos sus avíos, a la manera en la que se hubiera podido rodar un porno. En Climax (2018), el anterior film al que comentamos, puso en imágenes una única situación, un local en el extrarradio donde varias decenas de bailarines ensayaban para una gira, y las consecuencias que en ese heterogéneo grupo tendrá una sangría generosamente regada con LSD.

La génesis de este mediometraje que es Lux Aeterna (título, por cierto, de una famosa composición coral del gran György Ligeti, que se hizo famosa en la banda sonora de 2001, una Odisea del Espacio, de Kubrick) es asaz curiosa: Anthony Vaccarello, actual jefe en la célebre marca de moda Yves Saint Laurent, propuso a su amigo Noé el rodaje de un film con la temática que quisiera el franco-argentino, con la única condición de que intervinieran algunas de sus “top models”, y que en el vestuario utilizado en el film predominaran los modelos creados por su firma. Dicho y hecho, en un par de semanas Noé tenía ya un “script” sobre el supuesto rodaje de un film sobre brujas que dirigiría la actriz Béatrice Dalle, en su primera incursión tras la cámara. Con esa premisa argumental, y fiando mucho, en especial en la primera parte del mediometraje, en la capacidad de improvisación de Dalle y Charlotte Gainsbourg, la supuesta protagonista del film que se supone se rodaba (titulado “Obra de Dios”, sobre la brujería medieval), Noé rodó este peculiar film, cine dentro del cine, en el que asistimos primeramente al encuentro entre Dalle y Gainsbourg, que se cuentan entre sí, en un ambiente cómplice, muchas anécdotas de sus respectivos rodajes, con alguna tan bizarra como la del adolescente que eyaculó involuntariamente sobre la pierna de Charlotte en el rodaje de una escena erótica. Posteriormente, ya con los preparativos previos al rodaje, conoceremos cómo los productores, al parecer descontentos con la elección de Dalle para la dirección del film, buscan la forma de hacerla caer y sustituirla por el director de fotografía. En esa segunda parte lo que predomina es la sensación de caos, de pandemónium, sensación en buena medida inherente a cualquier rodaje, pero que aquí está llevado al paroxismo, en especial en un último tramo en el que se desatan todos los demonios, mayormente en forma de luces parpadeantes, culminando con los créditos más molestos que se hayan filmado nunca, desde luego plenamente desaconsejables para quien padezca de migraña.

El caso es que Lux Aeterna, además del hermoso título, resulta ser mayormente una exploración, un experimento, un juego. Precedido cada uno de los diversos cuadros que la componen por una cita de un nombre imprescindible de la cultura (Dostoievski, Dreyer...), que busca situar el tema de la brujería, lo cierto es que el film es sobre todo una mirada al propio ombligo del cine, una película sobre cine en la que no hay lugar para prácticamente nada más, aunque su tema teórico sea la brujería medieval y la brutal represión a la que la religión la sometió, utilizándola a su antojo para eliminar enemigos reales o ficticios.

Con cierto tono veladamente humorístico, que a veces parece incluso no deliberado, Lux Aeterna tiene también en la forma una peculiar manera de presentar la historia, con largos planos secuencia y tirando con generosidad del recurso de la pantalla dividida, ciertamente nada novedoso (sin ir demasiado lejos, recordemos el notable partido que le sacó en su momento Brian de Palma al conocido en inglés como “split screen”), pero que no es frecuente encontrar en el cine de hogaño, tan conservador y tradicional, no vaya a espantarse el espectador y sus palomitas... Curiosamente, la pantalla dividida, a veces con dos escenas distintas y con diálogos diferentes, sirve adecuadamente para la causa del caos en el que Noé quiere imbuirnos en este rodaje donde la organización ni está ni se la espera. El director consigue entonces una percutante sensación de ansiedad con este ambiente caótico en el que todo parece que tiene que ser para ayer, donde todos están agobiados por la premura de tiempo, donde los técnicos mandamases mantienen una pugna no precisamente sorda por el control del ingobernable y metafórico barco. Esa ansiedad alcanza su “boga de ariete“ (gracias, Ben-Hur) en la parte final, cuando un fallo técnico haga realidad, literalmente, la frase hecha de “alucinar en colores”...

Buena utilización de temas clásicos, como el Dies Irae, que va de suyo en una peli supuestamente sobre brujería, pero también la Sarabanda de Haendel, que Kubrick utilizó magistralmente en Barry Lyndon.

La película se abre con una cita de Dostoievski, que habla sobre “la felicidad del epiléptico antes del ataque”, quizá un aviso para navegantes, para los espectadores que osen llegar hasta el espasmódico final...

(16-02-2021)


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51'

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Lux Aeterna - by , Feb 16, 2021
2 / 5 stars
La felicidad del epiléptico antes del ataque