Pelicula:

Está visto que el papanatismo con Woody Allen alcanza ya cotas estratosféricas. Parecía meridianamente claro que la filmografía última del cineasta de Manhattan no era precisamente la octava maravilla del mundo antiguo... ni del moderno; pues ha bastado que haya subido un poco el nivel para que haya toda una cohorte de aduladores que hablen de obra maestra, como si esta (por lo demás apreciable) Match point fuera, pongamos por caso, Ciudadano Kane.


Y no es que la última película de Woody no tenga interés: esta historia, que no es otra cosa que una libérrima versión del Crimen y castigo de Dostoievski, supone un thriller moderno de romanticismo, celos, pasión y crimen, algunos de cuyos elementos son bastante escasos en la obra de Allen. Pero también es cierto que, como ya ocurría en los últimos años en la filmografía alleniana, las situaciones se apoyan demasiado en el azar, en las carambolas del destino realizadas desde la confortabilidad del guionista ante la pantalla en blanco del ordenador: no son, por ello, todo lo verosímiles que debieran, y el cineasta, que es también libretista, parece actuar como demiurgo antes que como artista. Tampoco el ya habitual envaramiento de los personajes y situaciones del último Woody ayudan mucho a dar credibilidad a la historia contada, como esos roles hechos de una pieza: el suegro del protagonista, rico creso que es más bueno que el pan y cuida de su yerno como si fuera su propio hijo; la amante del protagonista, primero modernísima "femme fatale" y después tirando a maruja, preocupada fanáticamente porque su amor se separe de su esposa para cuidar juntos al rorro que esperan.


Es cierto que hay tensión sexual en los primeros encuentros entre los protagonistas (no así en los revolcones propiamente dichos, que son lo más antierótico filmado en mucho tiempo: ¡ay, Woody, eres rijoso pero incapaz de poner un mínimo de lubricidad a las escenas de alto voltaje erótico!), sobre todo porque Scarlett Johansson es una bomba de sensualidad ambulante, pero ello no supone que estemos ante la "opera magistra" que se ha querido vender. Eso sí, Woody, que ya ha versionado, a su manera, a Bergman, Fellini, Shakespeare o Hitchcock, entre otros, ya puede presumir de otra muesca (léase personalidad cultural indiscutible, vista bajo su peculiar prisma) en las cachas de su revólver: Dostoievski, que no es mala pieza...


 


Match point - by , Jun 20, 2019
3 / 5 stars
Dostoievski según Woody