El cine francés cada vez está más presente en nuestras salas y rara es la semana que pueda faltar alguna de sus producciones. Esta vez se trata de una comedia en la que se nos cuenta la vida de Héloïse, una mujer parisina ya madura, anclada en la realidad, que se ha divorciado hace doce años y tiene tres hijos: Theo, el mayor, que ya vive solo, pero trabaja en el restaurante de su madre; Lola también se ha marchado ya de casa y vive su vida; y queda la pequeña Jade, de 18 años, que acaba de terminar la selectividad y ha pedido ser ingresada en una universidad de Canadá, lo que lamenta profundamente su madre, cuando recibe la carta con la respuesta afirmativa a la solicitud de admisión en la Facultad de Bellas Artes de Montreal.
Toda la historia es la vida de estas dos mujeres en esos últimos días antes de la partida, su relación con sus hijos, con su padre que tiene que ser operado, la celebración de su cumpleaños, la amistad con sus amigas, que también están divorciadas y la animan con frecuencia a que se busque un novio... Por su parte Jade se enamora de Louis, el mejor amigo de su hermano Theo, que se enfada cuando es el último en enterarse. Conforme se acerca el día de la partida, Héloïse se encuentra cada vez más triste y graba constantemente con el móvil todos los momentos que vive para poder tener recuerdos cuando su pequeña niña esté lejos; el problema surge el día en el que pierde el móvil y todos los hijos van a buscarlo.
A lo largo de la trama con una mirada muy femenina, con humor y ternura, se van intercalando escenas con los recuerdos de ella de cuando sus hijos eran pequeños, que resultan encantadores y adornan el pequeño drama de la crisis del síndrome del nido vacío que la madre experimenta ante lo que está por venir.
El cine francés está llegando ya a un momento en que nos vamos encontrando con una nueva generación, que procede de los actores y directores de otros tiempos, como se da aquí el caso de hallarnos con Victor Belmondo, nieto del gran Jean-Paul del mismo apellido, o Thaïs Alessandrin, que tiene el papel de la pequeña Jade que, además de prestar una buena respuesta a la veterana Sandrine Kiberlain, es la hija de la directora Lisa Azuelos y ha colaborado con su madre en la escritura del guion de este film.
La directora Lisa Azuelos, hija de la cantante Marie Laforêt, a la hora de confeccionar el guion se basó en una experiencia personal muy parecida a la que cuenta en esta cinta.
De esta irregular directora francesa conocemos en España prácticamente casi toda su filmografía, empezando por la película de su debut, Mujeres a flor de piel (1995), LOL (Laughing Out Loud) (2008), y cuatro años después dirigió también el remake americano de LOL (2012), que no le salió tan bien, Reencontrar el amor (2014), y ahora nos llega su séptimo título, Mi niña (2019), una comedia llena de buenas intenciones que no acaba de cuajar, muy de mujeres y con esa sensibilidad que sabe poner al tratar un tema que tanto le llega personalmente y a ellas en general cuando se trata de sus hijas.
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