Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS


Disponible en FlixOlé.


Tras terminar la Guerra Civil, España se convirtió en un inmenso páramo no solo económico o de falta de libertades, sino también cultural. Tendría que venir una pléyade de nuevos autores en diversas disciplinas artísticas para que el país empezara a crear nuevas obras que en buena medida bebieron del dolor, del sufrimiento de aquella gran conflagración bélica entre hermanos: en poesía Dámaso Alonso y su Hijos de la ira (1944), en teatro Antonio Buero e Historia de una escalera (1947) y Alfonso Sastre y Escuadra hacia la muerte (1951), en novela Camilo José Cela y La familia de Pascual Duarte (1942), Carmen Laforet y Nada (1944), y Miguel Delibes y La sombra del ciprés es alargada (1947).

La novela Nada llamó poderosamente la atención por varias circunstancias: por la extrema juventud de su autora, Carmen Laforet, de solo 23 años; por la profunda renovación narrativa que supuso, que le valdría varios premios como el Nadal y el Fastenrath, pero también por la profundidad psicológica de sus personajes y la pintura de una tierra, Barcelona, y un tiempo, la postguerra, que había cambiado para siempre a sus moradores.

Edgar Neville, el célebre director, guionista y autor teatral, entre otras facetas artísticas, además de aristócrata por cuna (conde de Berlanga de Duero), y uno de los cineastas más interesantes del cine de la época franquista, se fijó muy pronto en esta inusitada novela de Laforet y, con guion y diálogos de su pareja Conchita Montes, afrontó su adaptación a la gran pantalla. Sin embargo, la censura se cebó con ella, y obligó a eliminar media hora de los 110 minutos de los que constaba el metraje original, a pesar de lo cual la película mantiene una coherencia y una solvencia narrativa admirables.

La acción se desarrolla (como en la novela) en la Barcelona de la primera postguerra, hacia mediados de los años cuarenta. En ese contexto conoceremos a Andrea, una joven huérfana que viaja hasta Barcelona para matricularse en la universidad de la ciudad; vivirá en casa de unos familiares, la abuela y varios tíos, aunque la que decide asumir las funciones de policía moral para que la chica no se descarríe es la desabrida y meapilas tía Angustias (nombre muy apropiado, ciertamente...); Andrea se siente fascinada por su tío Román, un bohemio buscavidas de indudable atractivo físico e intelectual, que resulta haber estado (o quizá lo sigue estando...) enamorado de Gloria, la mujer de su hermano Juan, con el que tiene continuas trifulcas, sin duda alimentadas por unos sordos celos mutuos por la bella que ambos, abierta u ocultamente, aman; la abuela es un remanso de paz en esta familia donde lo habitual son los gritos, los insultos, la desdicha. En la universidad, Andrea conoce a Ena, una joven de la alta burguesía catalana, que se muestra muy interesada en conocer a su tío Román...

Nada podría adscribirse a varios de los movimientos literarios o cinematográficos de la época; entre los primeros, al existencialismo, la reflexión del escritor sobre la angustia de vivir del ser humano; sobre los segundos, al Neorrealismo, que en Italia empezaba a cambiar la concepción del cine. Pero hay también otras influencias: la represora tía Angustias, una mujer castradora, abominablemente controladora, parece salida directamente de La casa de Bernarda Alba, el drama teatral de Lorca sobre el deseo sexual y su represión; el feminismo “avant la lettre” también está presente, desde el protagonismo de una mujer, que narra la historia en primera persona y que se forma en la universidad (en los años cuarenta una auténtica “rara avis”), una mujer segura que toma sus propias decisiones; pero aún más avanzado será el planteamiento de Ena, su amiga, libre e independiente, sin la mentalidad retrógrada y esclava de la mujer de la época, que jugará a placer para emboscar sin escrúpulos a quien hizo sufrir a su progenitora años atrás; además, lejos de la senda marcada en aquel entonces para las mujeres, las jóvenes no se sentirán compelidas a casarse a todo trance, aparecen como dueñas de su destino.

Gusta la película por la atmósfera que Neville crea en la disfuncional familia de acogida de Andrea, un ambiente irrespirable, sórdido, viciado, donde los hombres cortejan apenas veladamente a las mujeres de la familia, donde la sombra del incesto merodea sin cesar. Gusta por hablar de cómo la guerra influyó decisivamente en las vidas de todos, en especial de los hermanos, antes inseparables y a partir de entonces enemigos acérrimos. Andrea actuará involuntariamente como catalizador en una familia ya tocada, para a partir de la irrupción de la joven, saltar por los aires como el clan unido que hacía años que ya no era. Gusta por personajes como el de Román, un crápula, pero también un tipo capaz de decir (¡en plenos años cuarenta, en el primer decenio de la postguerra!) que ya no podrá leer el diario masoquista de su hermana Angustias (cuando esta se marcha de la casa) que saciaba sus ganas de crueldad. Gusta, en fin, por la enormidad de, en el tiempo en el que está contada, rodar una escena en pleno barrio chino barcelonés, donde el puterío y el desenfreno eran moneda corriente. Y para terminar, gusta por su apuesta sin ambages contra el maltrato doméstico, posicionándose de manera firme y rotunda contra el personaje de Juan, en permanente disposición para insultar, vejar, golpear, en el fondo también matar a su mujer.

Una fotografía en blanco y negro de toques expresionistas, muy contrastada, debida a Manuel Berenguer, y una muy interesante interpretación de los actores principales, encabezados por la propia guionista Conchita Montes, terminan de redondear una película ciertamente rarísima en el panorama español de los años cuarenta, un film que nada tenía que ver con lo que se hacía entonces en cine en España.

(18-10-2021)


 


Nada - by , Aug 27, 2023
4 / 5 stars
Una atmósfera sórdida