Desde que Ingmar Bergman hizo su testamento cinematográfico en 1982 con la fascinante Fanny y Alexander, lo cierto es que su relación con las artes audiovisuales no ha cesado, en contra de su primera intención, aunque el maestro lo ha hecho de forma indirecta. Al principio fue algún filme para televisión, como Después del ensayo, y más tarde ideas y argumentos paleoautobiográficos, como ocurrió con la bellísima Las mejores intenciones, donde Bille August supo reflejar admirable, densamente, la vida de los padres de Bergman.
Esta hijuela testamentaria continúa con Niños del domingo, película con guión del propio Ingmar, de carácter tan netamente autobiográfico que él mismo aparece, a través de dos actores (un niño y un adulto), como el personaje central de la trama, la historia de un matrimonio y sus hijos en la Suecia de los años veinte, cuando la relación de la pareja empieza a hacer aguas. En un guiño que amenaza con rizar el rizo de los retruécanos, el director del filme es Daniel, el propio hijo de Bergman.
Niños del domingo tiene las virtudes típicas del cine escandinavo "de qualité": exquisito cuidado formal, puritanismo de la imagen, espléndida reconstrucción histórica, realización muy correcta. Por contra, adolece de los mismos vicios que otras producciones de igual procedencia: alargamiento innecesario de las situaciones, "tempo" excesivamente moroso, nimiedad de los conflictos planteados. Para más inri, lo que en manos de Ingmar hubiera podido ser un fresco humanista de primera línea, en su aplicado hijo Daniel se queda en una honesta ilustración en imágenes del intocable guión de su papá. No es, empero, una película despreciable; frente a tanta horterada, zafiedad y estupidez del cine actual, la cinta escandinava es una raya en el agua de la claridad, sinceridad y dignidad: menos da una piedra.
En cuanto a los actores, merece la pena destacar el honrado trabajo de Tommy Berggren en el poco lucido papel del padre, y también al pequeño Henrik Linnor, que hace un inspirado Ingmar niño, llamado familiarmente Pu, tan cercano al duendecillo Puck del shakespeariano El sueño de una noche de verano, tal vez un augurio, una prefiguración de lo que habría de ser en la vida.
Niños del domingo -
by Enrique Colmena,
Jun 27, 2001
2 /
5 stars
La hijuela de Bergman
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