No tengas miedo

El director navarro Montxo Armendáriz, que se toma su tiempo para elegir los temas a tratar, por lo que posee una filmografía corta pero de calidad, tiene la virtud de no repetirse. Comenzó con el tratamiento del problema de los carboneros de su región y tras ello ha tocado el tema de las drogas, la inmigración, las movidas juveniles y sus peligros, el despertar de la infancia, la guerra civil, etc., todos ellos problemas de actualidad.

En su octavo largometraje de ficción expone un tema delicado como es la pederastia, una cuestión que suele seguir siendo ocultada, en la que quienes son víctimas no se atreven a confesar y que ya de adultos continúan conviviendo con este trauma del que a veces no salen jamás y no hay una terapia física para sanarlo, como tampoco se denuncia con frecuencia para que paguen los que cometen tan espantoso delito.

En esta ocasión nos muestra un caso ficticio en el que vuelca buena parte de la investigación que hizo durante dos años entrevistando a personas que lo sufrieron. Silvia, de niña, padece el acoso y abuso sexual de su padre, mientras que su madre, escudándose en que son fantasías y mentiras de su hija, no le echa cuenta para no admitir lo que está sucediendo, cuando la verdad es que la chica está traumatizada por los hechos vividos en su infancia, que han continuado posteriormente en su adolescencia.

El guion no ofrece los motivos de la separación del matrimonio que bien puede ser una huida hacia adelante de la madre para evitar responsabilidades, ni mucha información acerca del padre, ni los motivos que tiene éste para tan reprochable conducta, ni por qué la psicóloga no lo denuncia a la policía. A lo largo de la historia se mezclan declaraciones de personas que sufrieron esta traumática experiencia que son ciertamente demoledoras y que dejan mal sabor de boca. Lo lamentable es que los culpables, que no tienen sentido de la brutalidad que están cometiendo, repitiendo una y otra vez su infamia, no hallen el castigo que ciertamente merecen y especialmente cuando esos delitos se cometen con elementos de la propia familia, que debería ser el lugar más seguro y muy al contrario no lo es. En ocasiones salen casos en los diarios, sobre todo cuando tienen algo de morbo al haber sido cometidos por elementos del clero o maestros con sus alumnos, pero pocas veces llegamos a conocer las condenas que se les han impuesto.

Montxo Armendáriz no se regodea en las escenas más conflictivas sino que las evita sugiriéndolas, lo que a veces imaginarlas es incluso más duro, produciéndonos indignación y un cierto sentido de culpa. Es un director con una notable sensibilidad, que suele mostrar bien los sentimientos, aunque aquí peca de reiteración al exponer un problema que no critica, no da soluciones, ni tan siquiera da un poco de esperanza ante tanta angustia y soledad que padece Silvia, a la que trata con gran respeto, personaje del que hace un buen trabajo Michelle Jenner, arropada por el resto del estelar reparto.