Pelicula:

Quizá haya sorprendido a algunos que Benito Zambrano haya rodado la adaptación del "best seller" Pan de limón con semillas de amapola, publicado en 2016 por Planeta, del que es autora Cristina Campos, en lo que sería su primera novela. Campos (Barcelona, 1975) era hasta entonces directora de casting (actividad que no ha abandonado: recientemente la hemos visto ejerciendo como tal en Way down), y este su primer título fue un éxito rotundo.

Decíamos que es posible que haya sorprendido el hecho de que Zambrano haya adaptado un melodrama químicamente puro como este, pero deberíamos recordar que en el cine del cineasta lebrijano hay mucha emoción, una emoción auténtica, destilada desde la verdad que supone una cuidadísima dirección de actores (más bien actrices...) y un gran trabajo interpretativo sobre materiales tan nobles como los sentimientos más recónditos, más puros del ser humano. Recuérdense, por ejemplo, Solas o La voz dormida, incluso Intemperie, para convenir que el cine de emociones está presente, y de qué forma, en la obra de Zambrano.

La historia se ambienta en nuestros días, con dos escenarios distintos y también muy distantes. Por un lado, el África negra, concretamente el Senegal, donde Marina ejerce como médica ginecóloga en un centro sanitario de una ONG; allí atiende a una mujer en el parto que muere al tener a su bebé; la mujer, poco antes de fallecer, le pide a Marina que cuide de su niña porque no tiene a nadie en el mundo. Conocemos también a Mathias, la pareja de Marina, luxemburgués que se encarga de todo el tema de intendencia de la ONG; él es bastante más joven que ella y quiere casarse, a lo que la mujer es renuente pensando en la diferencia de edad. Por otro lado, en Valldemosa, pequeño pueblo de Mallorca, Anna, hermana de Marina, le reclama su presencia para hacerse cargo de una panadería que les ha legado Lola, una mujer desconocida para ellas. Ya en la isla balear, Marina y Anna, que tienen una relación más bien tirante por cierto suceso acontecido años atrás, se dan cuenta de que todo lo relacionado con la difunta Lola es un misterio, pero la única persona que podría hablarles del tema, la dependienta de la panadería, Catalina, una mujer madura de muy malas pulgas, se niega a hacerlo...

Aunque es evidente que Pan de limón con semillas de amapola (alguna vez habría que hablar sobre los títulos que ya de por sí invitan a contemplar las pelis: este es uno de ellos, por supuesto...) es un encargo, entendemos que Zambrano ha sabido entenderlo y extraer para el formato cinematográfico la gran carga emotiva de este relato de dos hermanas separadas en la adolescencia por cierta causa que no se revelará hasta casi el final de la historia, en un melodrama que cuenta con todos los elementos típicos del género, sabiamente utilizados para urdir una historia creíble, que llega al corazón con métodos confiables, en absoluto tramposos. Así, tendremos el surgimiento del amor materno cuando ya ni estaba ni se le esperaba, pero también el conocimiento de la cualidad bastarda de uno de los personajes, el amor de madre en la sombra, la enfermedad gravísima que aboca a la tragedia. Bien jugados los elementos de este melodrama quintaesenciado, el resultado es más que estimable, en una historia que, es cierto, quizá adolece de algo más metraje del necesario (esa enfermedad tan común del cine moderno...), pero que, en su conjunto, resulta ser un agradable (a fuer de doloroso...) film sobre la hermandad, sobre los sentimientos a flor de piel, sobre la capacidad de una misma sangre para unir a quienes parecían ya irreconciliables.

Puesta en escena con la elegancia propia de Zambrano, uno de nuestros cineastas más estilosos, con una hermosa factura formal, Pan de limón... resulta ser, de esta manera, un atractivo melodrama con todos sus avíos, un melodrama autoconsciente de serlo, que no busca engañar sino emocionar sinceramente. Lo consigue, a fe nuestra que lo consigue, gracias a la mentada dirección interpretativa, pero sobre todo gracias a un formidable trabajo de las dos protagonistas, Elia Galera, a la que nunca vimos tan bien, pero también de Eva Martín, menos conocida, de la que se puede decir otro tanto. Buen trabajo así mismo de los secundarios, con especial mención para Claudia Fazi, que hace toda una creación del enigmático personaje de Catalina, y que si hay justicia debería estar nominada, sí o sí, en los próximos premios Goya.

(19-11-2021)


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118'

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Pan de limón con semillas de amapola - by , Nov 19, 2021
3 / 5 stars
Melodrama quintaesenciado