Pelicula:

Las atrocidades y desmanes perpetradas por el régimen comunista de la Unión Soviética durante los 74 años que duró han tenido ya cumplida cuenta en el audiovisual, tanto en cine, en films como Quemado por el sol (1994), de Nikita Mijalkov, como en series, con títulos como Chernobyl (2019), de Craig Mazin. Ahí hay ciertamente un venero inagotable del que se pueden estar haciendo películas sin descanso.

Ahora es Andrei Konchalovsky (hermano, por cierto, del mentado Mijalkov) el que aporta su granito de arena con esta película basada en hechos históricos, la abyecta matanza que el Ejército Rojo provocó en la localidad de Novocherkassk, en la república de Rostov, localizada en el Oeste de la antigua URSS. En ese enclave, allá por 1962, se produjeron los hechos históricos en los que se basa el film: la acción se centra en Ludmila, conocida por todos por su diminutivo Lyuda; es una ferviente comunista, incluso añora la época de Stalin; en esos días se están produciendo unas sorprendentes protestas en la fábrica de locomotoras que albergaba (y aún alberga) la ciudad, contra el fuerte aumento en los precios de los productos básicos. En las reuniones de las autoridades locales, Lyuda es firme defensora de la mano dura con los que protestan. Pero Lyuda tiene una hija de 18 años, Svetka, que simpatiza con los obreros protestantes. Cuando una manifestación de estos llega hasta el centro del pueblo, soldados del ejército disparan contra la multitud, provocando la que se conoce históricamente como la Matanza de Novocherkassk...

Konchalovsky es, qué duda cabe, uno de los grandes del cine ruso: su fama se cimentó sobre todo en el gran fresco histórico Siberiada (1979), una película-río de más de 4 horas de duración que ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes, un film moderadamente crítico con la ortodoxa administración comunista de la URSS que a regañadientes lo consintió. Después Konchalovsky emigró a Estados Unidos, donde hizo cosas interesantes, como Los amantes de María (1984) y El tren del infierno (1985), pero también otras de mucho menor interés. Desde entonces se ha hecho un cineasta cosmopolita que rueda ora en su país de origen, ora fuera de él, aunque es cierto que nunca ha vuelto al nivel de la mítica Siberiada.

Queridos camaradas podría considerarse la aportación de Konchalovsky a la denuncia de los horrores del comunismo soviético, si bien habrá que decir pronto que nos parece que el veterano cineasta (de 83 años cuando se escriben estas líneas) parece estar perdiendo el oficio, al darnos una película que, técnicamente, deja bastante que desear en algunos aspectos: por ejemplo, en la filmación de las escenas de masas, hecha con una torpeza y un acartonamiento como hacía tiempo que no veíamos; o en la confección del guion, donde asistimos a frecuentes y arbitrarios vaivenes en las actitudes y conductas de los principales personajes, desde la propia protagonista, que simultáneamente es ferviente estalinista pero abomina de la matanza ejecutada por los soldados del Ejército Rojo, como si Stalin, de haber estado vivo y aún a los mandos del gobierno, hubiera hecho otra cosa que no fuera masacrar sin piedad a los “contrarrevolucionarios” que pedían una cosa tan reaccionaria como que no subiera el precio del pan. Tampoco la conducta del agente del KGB que será coprotagonista en el último tercio de la trama resulta muy convincente, pasando sin solución de continuidad de cabrón redomado a abnegado colaborador de Lyuda, jugándose (literalmente...) la cabeza.

Así las cosas, queda, eso sí, el lacerante testimonio de una de esa masacres sin nombre a las que tan aficionado es el ser humano, se vista con los ropajes ideológicos que se vista. Queda la buena factura general (menos las escenas de masas, por Dios, que tendrían un cero patatero en Primero de Dirección de cualquier escuela de cine...), queda el meollo de la historia, que no es otro que el conflicto entre ideales y sentimientos que habrá de dirimir Lyuda (dilema en el que es obvio qué opción ganará...), queda la detallista ambientación y el bueno tono general del film, y queda, por supuesto, la denuncia hacia un régimen que pasó de ser la esperanza del mundo a otra más de las muchas atroces dictaduras que nuestra especie ha padecido (y padecerá, me temo...).

Notable trabajo de Yuliya Vysotskaya, esposa de Konchalovsky desde finales del siglo pasado, a su vez su musa en los últimos films del cineasta ruso.

(16-07-2021)


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121'

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Queridos camaradas - by , Jul 16, 2021
2 / 5 stars
La Matanza de Novocherkassk