El cineasta norteamericano de origen alemán Douglas Sirk es hoy por hoy uno de los grandes reivindicados del cine de los años cuarenta y, sobre todo cincuenta, sus mejores años al servicio de espléndidos melodramas que nadie como él supo vestir de colores barroquizantes y sentimientos apasionados. Entre sus mejores películas hay que destacar títulos como Obsesión, Interludio de amor, Escrito sobre el viento, Ángeles sin brillo y esta Tiempo de amar, tiempo de morir.
Basándose en un relato de Erich Maria Remarque, el autor de Sin novedad en el frente, Sirk traza un cuadro demoledor de la guerra (la Segunda Mundial, para ser exactos) y, en ese paisaje convulso, hace germinar la semilla del amor.
La Alemania nazi abocada a la más estrepitosa derrota es el dantesco decorado, y John Gavin y Liselotte Pulver la pareja de enamorados que han de vivir su sentimiento en un marco infernal. De la importancia de Douglas Sirk en la Historia del Cine da idea la famosa, a fuer de lapidaria, frase del cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder: "si hubiera conocido sus películas antes, mi cine habría sido mejor".
(13-12-2004)
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