Tierra y libertad

Vive Ken Loach una segunda etapa de esplendor, como Robert Altman, y al igual que éste, desde una perspectiva progresista. Pero mientras el autor de Prêt-à-porter está integrado en el sistema y lo critica desde dentro, Loach ha optado por la vía de la confrontación. Resulta reconfortante encontrarse filmes a contracorriente como este Tierra y libertad, como ya lo fueron antes sus anteriores Riff-raff, Agenda oculta, Lloviendo piedras o Ladybird, Ladybird.

Pero ahora Loach da un salto cualitativo y nos da una lección de historia desde una óptica netamente de izquierdas, una mirada sobre las luchas intestinas que desangraron el bando republicano en la Guerra de España, tomando partido claramente por la postura anarquista, desde la perspectiva del joven comunista inglés alistado en las milicias del POUM y que, a la vista de las zancadillas de los estalinistas, terminará rompiendo con su pasado.

Con el tono combativo que caracteriza al director británico, la película tiene notable altura, a pesar de algún bache narrativo. Algunas secuencias, como la del enfrentamiento entre ácratas y comunistas, resulta insoportable en su dureza, llevando Loach al paroxismo su conocido estilo de prolongar las secuencias casi indefinidamente, lo que confiere al filme (una obra valiosa, brava y arriesgada) una extraña sensación de "cinema-verité".