Un detective barato

La acción se desarrolla durante la década de los cuarenta (del siglo XX, se entiende...): Lou Peckinpaugh, detective privado con un muy desarrollado buen gusto para las mujeres, se encuentra ante un caso dificultoso: tendrá que recuperar una licencia para abrir un restaurante y unos huevos que se supone debían ser diamantes pero que se quedan en pollitos recién salidos del cascarón...

A mediados de los años setenta se rodó un film que en España fue titulado como Un cadáver a los postres (Murder by death, 1976), un curioso pastiche a base de sangrantes parodias de los mitos del cine policiaco y de misterio. Como esa película tuvo bastante repercusión y fue celebrada como una fresca desmitificación de esos géneros, la productora, Columbia, repitió la experiencia con esta Un detective barato. Reincide Robert Moore como director, Peter Falk y Ann-Margret como protagonistas, y también la parodia como fórmula cinematográfica. Pero ahora le ha tocado al cine negro. Del guion se encargó el prolífico e imaginativo Neil Simon, autor especializado en el género de comedia, del que podemos recordar, entre otras, películas como La extraña pareja, La chica del adiós y California Suite.

Simon ha ideado una pieza cómica notablemente desmadrada, centrándose en todo un mito del cine negro (y romántico...) como es Casablanca. Ha buscado las escenas más características de la inmortal obra de Michael Curtiz y les ha dado la vuelta, buscando su lado más satírico. Además, da entrada a escenas clásicas de otros films legendarios del cine negro, como El halcón maltés. Pero en este destripamiento de los mitos de un género como el “film noir”, Neil Simon y Robert Moore han corrido un grave riesgo, pasarse de rosca y caer en la broma de baja estofa. Y esta circunstancia la bordea siempre peligrosamente Un detective barato, e incluso se puede decir que más de una vez se convierte en un grotesco homenaje a un cine infinitamente superior. De todas formas, Simon en el guion y Moore en la dirección han cumplido con el objetivo que evidentemente se marcaron, divertir al espectador, sobre todo al espectador cinéfilo, a bate de chispeantes diálogos y situaciones casi siempre cómicas.

Robert Moore dirige con una cierta pesadez, quedando lastrado el film por un ambiente excesivamente teatralizado que no ayuda desde luego a su brillantez. Muy estimable el plantel de intérpretes, entre los que abundan los actores cómicos, como Dom de Louise, Sid Caesar, James Coco o el propio Peter Falk, en aquella época ya muy popular como protagonista de la serie televisiva Colombo. Pero también aparecen actrices de talento como Louise Fletcher y Marsha Mason, ambas con Oscar, y actrices exuberantes, como la gran Ann-Margret. A destacar también la magnífica fotografía de ese artista que respondía al nombre de John A. Alonzo, y la música del siempre entonado Patrick Williams.

(21-10-2021)