Aunque pueda parecer que se me ha ido la olla por el titulillo de esta crítica, no es así (al menos todavía...). Aunque la última y megalómana (pero, ¿alguna no lo es?) película de Oliver Stone se desarrolle en su gran mayoría en exteriores (concretamente en los estadios de eso que los norteamericanos llaman fútbol y en España se suele denominar rugby, aunque aquí se haga sin cascos y sin tanta parafernalia), lo cierto es que lo que cuenta fundamentalmente este filme son los interiores de este peculiar juego, que paraliza aquel país en los grandes eventos (no me pregunten cómo se llaman: no tengo ni idea).
Marrullerías financieras, zancadillas deportivas, apuñalamientos metafóricos, intereses creados... todo un cóctel explosivo que, como en el boxeo, conforma un universo cerrado sobre sí mismo, donde la corrupción brilla, y no precisamente por su ausencia.
En este microcosmos especial, un entrenador de la vieja guardia sobrepasado por la gente joven habrá de enfrentarse no sólo con una estrella emergente pero díscola, sino también con la presidenta del club, la hija de un viejo amigo. Escenas de durísima acción (por momentos en vez de una película de deporte parece de guerra) se intercalan con los enfrentamientos verbales entre el entrenador (magnífico Al Pacino, como siempre) y la presidenta (notable Cameron Díaz, cada vez más segura), o entre el primero y los jugadores o la prensa.
Filme que interesará, sobre todo, a los aficionados españoles (alguno habrá, supongo) a este fútbol americano de extrañas reglas (aunque les confieso que al final creo que ya sé lo que es un "touchdown"..), pero que al resto de los mortales nos deja más bien fríos, no sería justo negarle el buen ritmo narrativo y la estimable progresión dramática, si bien el continuo baile de San Vito de la cámara hace que los de la memez del Dogma-95 parezcan, al lado de Stone, el colmo de la estabilidad y el clasicismo cinematográficos.
Para Oliver este Un domingo cualquiera supone probablemente una etapa de transición o una nueva época, tras agotar sucesivamente la temática de la guerra del Vietnam, la violencia brutal y la denuncia política. Lo que dé de sí habrá que verlo en el futuro. El primer envite se ha saldado, ya que estamos con el rugby, con una "melée" (¿se dice así?).
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