Un lugar tranquilo 2

El estreno de Un lugar tranquilo (2018) fue saludado con gozo por cinéfilos, crítica y público. En este último apartado la película pudo presumir de que su recaudación a nivel mundial multiplicó por 20 su presupuesto, dato nada desdeñable tal y como está el patio. Así las cosas, estaba cantado que habría segunda parte, aunque, como suele ocurrir en estos casos, “nunca segundas partes fueron buenas”; y es que, a veces, hasta los dichos populares tienen razón, o al menos parte de razón...

La acción se inicia con un prólogo que nos lleva al día 1 de la invasión extraterrestre que en la primera parte ya conocimos en todo su apogeo. En ese prólogo veremos cómo van llegando las naves de estas criaturas mortales de necesidad que no ven ni huelen, pero tienen un oído finísimo. Vemos entonces por primera vez a la familia Abbott (padre, madre, hija mayor, sobre los 16 años, sorda; hijo medio, sobre los 12; hijo menor, sobre los 4) y cómo sufren el embate inicial de esos seres con tan malas pulgas. Pasamos de inmediato al momento posterior al final de la primera parte, ya con el paterfamilias sacrificado en aras de la familia, y con el resto del clan intentado buscar un lugar menos peligroso que su hasta entonces hogar, llegando hasta donde vive como un ermitaño un antiguo vecino y amigo suyo, Emmett, quien sin embargo no parece estar por la labor de acoger al grupo familiar...

Habrá que decir pronto que esta segunda entrega de la que probablemente tengamos más capítulos mantiene razonablemente la tensión argumental, los momentos de intriga generadores de adrenalina, la trama desasosegante que se desprende de una situación en la que cualquier ruido puede alertar a estos bichos que parecen parientes lejanos del monstruo de Alien, aunque con cabeza como de repollo o coliflor (que ya es imaginación para el diseñador de los alienígenas...). Pero juega en su contra la desaparición del efecto sorpresa de la primera y original entrega, que planteaba un escenario inusual y ciertamente atractivo. Ahora ya sabemos de qué va la cosa, y es más difícil que nos impresione. También es cierto que aquí se incentiva más el factor de la acción y menos el de la interacción humana; hay, eso sí, algún apunte interesante, aunque no demasiado desarrollado, como el que nos muestra de qué forma la pérdida de lo que llamamos civilización afecta a algunos individuos que rápidamente regresan a los tiempos de la tribu, en la que el ser humano, recién bajado de los árboles, concebía por el prójimo, salvo que fuera de su sangre o su afinidad, lo más parecido a un odio asesino. También habrá que decir que esa regresión a la barbarie tampoco es original de esta que apunta a larga franquicia, sino que otras distopías, como la serie The walking dead, ya apuntaban en esa dirección.

En cualquier caso, Un lugar tranquilo 2 nos parece un film resultón, que cumple holgadamente lo que se le pedía, hora y media larga de entretenimiento y tensión, con esa rara propensión del ser humano civilizado de ver en pantalla situaciones en las que la cultura del Hombre, tan trabajosamente aquilatada a lo largo de miles de años, termina hecha añicos por la catástrofe de turno, para la ocasión unos bichos la mar de feos y con mucha mala leche...

Aceptable trabajo de John Krasinski, director también de la primera parte, que se reserva un pequeño papel en el preámbulo. De todas formas, parece que aquí Krasinski ha ido más bien con el piloto automático puesto, como si se viera compelido por los magníficos resultados económicos de la primera parte a hacer esta segunda, pero ya sin la convicción ni las buenas maneras de la entrega original. También es cierto que el guion, de los mismos autores que el primero, Scott Beck y Bryan Woods, no ayudaba mucho, apoyándose quizá en exceso en esos tópicos motores narrativos que son la imbecilidad adolescente y los enemigos que parecen tener cualidades taumatúrgicas.

De los intérpretes nos quedamos con la siempre solventísima Emily Blunt, una de las mejores de la clase, que funciona igual de bien en un producto como este, de acción, intriga y tensión, que vistiendo ropajes de época y ciñendo corona, como en La reina Victoria (2009). Millicent Simmonds, de tan peculiar rostro, sigue resultando muy segura en su rol de chica sorda, pero mejor aún está Noah Jupe como su hermano menor, del que ya dijimos en su momento que tiene una rara capacidad para sufrir y pasar miedo en pantalla, y lo que es mejor, transmitírnoslo. La novedad es el irlandés Cillian Murphy, como siempre estupendo.

(24-06-2021)