Pelicula:

Álex de la Iglesia llevaba una racha bastante buena en los últimos años: en la década de los años diez de este siglo XXI había filmado películas como Balada triste de trompeta, Las brujas de Zugarramurdi, Mi gran noche, El bar y Perfectos desconocidos, que, en general, habían concitado interés y tenía, cada una a su manera y en su tono, elementos que habían gustado a público y crítica. Sin embargo, esta su nueva película, Veneciafrenia, nos parece un error garrafal, un lamentable paso atrás.

Parece que los dos vectores principales que han animado a De la Iglesia y a su guionista de cámara, Jorge Guerricaechevarría, han sido, por un lado, el creciente fenómeno de la turistofobia, sentimiento que parece ir creciendo en zonas con turismo masificado, como la propia Venecia del título, y por otro, hacer un homenaje al “giallo”, aquellas (en general más bien pencas) películas de terror italiano de los años sesenta, setenta y ochenta, y que tuvieron  entre sus cultivadores a gente tan interesante como Mario Bava y tan poco interesante como Dario Argento, entre otros muchos, cine de terror frecuentemente de baja estofa con recurrencia a los asesinatos alevosos con abundancia de sangre más falsa que Judas y con mucho misterio de pacotilla. Ese subgénero del cine de terror “a la italiana”, que conoce en nuestro tiempo una especie de “revival” que ha hecho que incluso se haya rodado un “remake” del clásico (por decir algo...) Suspiria, de Argento, parece ser la segunda fuerza motriz que ha animado al cineasta vasco para emprender esta aventura filmada enteramente en Italia, para que no haya dudas de sus intenciones.

La acción transcurre en nuestros días. Un grupo de cinco jóvenes españoles viaja a Venecia para conocer la ciudad; aunque no es el objetivo principal, parece evidenciarse que, en el fondo, es la despedida de soltera de Isa, que se casa en unos días con Alfonso, su novio, que se ha quedado en España. Además de ella van dos amigas, Susana y Arantza, y dos chicos, Javi y Jose, este último hermano de Isa, quizá el más imbécil de todos (y para eso ha tenido que esforzarse...). Cuando llegan a la ciudad de los canales los recibe una turbamulta que les increpa al grito de “fuori grandi navi”, “fuera cruceros”, supuestamente alentados por una sociedad secreta que busca espantar el turismo masivo de Venecia, culpabilizándolo del deterioro de la ciudad. Por la noche los cinco españolitos van a una fiesta donde el hermano memo desaparece. A partir de ahí, todo será buscarlo, aunque no será el único que se volatiliza en las calles y los puentes venecianos...

Tiene un problema Veneciafrenia, o así nos lo parece, y es que se trata de una película que cae irremediablemente antipática: son antipáticos los cinco miembros del grupito de turistas hispanos, a cual más estúpido, con medalla de oro y brillantes para el hermano desaparecido, aunque los otros no le andan demasiado a la zaga. Tampoco ayuda que la causa por la que el grupo se ve en graves aprietos sea una especie de secta turistofóbica, una especie de “illuminati” laicos de poca monta que imaginan una Venecia libre de turistas, que la afean (y la llenan de dinero, también...), con un bufón que hace honor a tal denominación, y otro que va de ideólogo del movimiento (por llamarlo de alguna forma...).

Pero es que además la historia es marciana, llena de lugares comunes, tópicos, clichés... no sé sabe si De la Iglesia y Guerricaechevarría lo han hecho a posta, pero la verdad es que el homenaje al peor “giallo” les ha salido estupendamente, tan horrible como el modelo original, con sangre a espuertas, mucha música altisonante y no especialmente inspirada (y eso que es de Roque Baños, siempre tan interesante, y que aquí se ha sentido tan implicado que incluso participa como productor asociado), en una historia manifiestamente olvidable de la que, efectivamente, uno se olvida en cuanto sale de la sala, teniendo que recurrir para escribir la crítica a la gacetilla del film publicada en las redes.

La historia se alarga algo más de la hora y media que antiguamente se consideraba metraje estándar, y que ahora ya difícilmente no se excede. Narrada a trompicones, con una historia espesa, avanzando a fuerza de azares y carambolas, con más hilos sueltos que un jersey viejo, no se ve llegado el momento de que aquello se acabe, aunque sea cargándose a todos los españolitos memos que fueron a una despedida de soltera y casi se despiden todos (incluida la soltera) del mundo.

Como será el desastre que incluso una actriz tan estupenda como la sevillana-sueca Ingrid García Jonsson, una de las mejores de su generación, está patética, sin dar nunca en la tecla con su inexistente (quizá esa sea la razón...) personaje. Del resto de los jóvenes intérpretes españoles, por pudor, mejor no decimos nada... De los italianos, Enrico Lo Verso, que fue el actor fetiche de Gianni Amelio, excelente en films como Niños robados o Lamerica, aquí carece de personaje en sentido estricto, un taxista acuático que no sabemos si es carne o pescado, un rol sin definición ni contraste alguno.

En fin, un desastre sin paliativos, que se salva del rosco que nos hubiera apetecido cascarle por el hecho de ser una película española; y es que somos de la opinión de que con el cine español hay que tener cierta consideración, aunque, como en casos así, ciertamente haya que ser muy, muy indulgente...

(27-04-2022)


Veneciafrenia - by , Apr 28, 2022
1 / 5 stars
Horrible homenaje al “giallo”