Pelicula: Indudablemente el cine americano quiere dejar constancia de la situación histórica que la nación atraviesa actualmente, y, por ello, está produciendo películas que se alinean en estos temas: racismo y poder, incluyendo en este último caso todos los ingredientes de golpe de Estado, defensa de partidos, sucesión en el mando, elecciones, etc. Temas que suelen no estar exentos de una determinada carga de autocrítica, aunque en la mayoría de los casos puede resultar falsa, por quedar limitada a un personaje, a un grupo reducido, sin pasar a la colectividad o a un partido determinado con el ánimo de no herir --herirse-- demasiadas susceptibilidades.

Estos films suelen ser bien acogidos por crítica y público, la mayoría de las veces deslumbrados por la actualidad del tema, sin tener en cuenta los valores puramente cinematográficos, en muchos casos deficientes o malos.

Hasta ahora los americanos han dado obras importantes sobre las temáticas señaladas, entre ellas Tempestad sobre Washington (Preminger), y ahora queda esperar Doctor Strangelove (Kubrick), siendo maestros únicos en otros géneros.

Films americanos que traten estos problemas han estado representados en la Semana de Valladolid por medio de dos títulos: The best man, de Franklin Schaffner y  One potato, two potato, de Larry Peerce.

Ésta ha sido producida con capital independiente, por la mínima cifra de 250.000 dólares y rodada en poco más de un mes. Fue exhibida en el último Festival de Cannes, presentada a la “Semana de la crítica”, y obtuvo un premio de interpretación para Barbara Barrie, protagonista femenina. El extraño y desorientador título que da nombre a la película procede de un juego de niños que se canta en la primera escena. La trama es sencilla: una mujer blanca, divorciada, es madre de una chica; conoce a un negro, y tras cortas relaciones se casan. Nace un niño negro. Al regresar el primer marido reclama a su hija, al saber que vive --feliz-- en el hogar de un negro. La chica es obligada a marchar con el padre porque la ley --contra razón y sentimiento-- así lo ordena.

En primer término: antirracismo; en segundo: divorcio e hijos a merced de unas leyes. Con esto, Peerce ha realizado un film al que ha intentado dotar de dos cosas: intimidad en las situaciones y sencillez en el tratamiento. La primera no dudo que se haya mantenido a lo largo de la película, pero la sencillez ha desembocado en la languidez, que era precisamente lo que más podía estorbarle. Lo mejor es el encuentro y conocimiento de ambos, con los paseos nocturnos por la ciudad: si se quiere un ballet un tanto “sui géneris”, pero esos movimientos están dando la pasión que les invade; un sentimiento a través de un juego. Tras esto las situaciones cobran lo que es otro defecto de realización: la tendencia al melodramatismo de situaciones y tratamiento; el autor conocía el peligro y ha caído en él: reacción de los padres negros, encuentro de la chica y el primer marido, despedida de la niña…

La despotenciación --justo lo contrario que hubiera necesitado-- es lo que minimiza la película hasta hacerla carente de valores. Aparte del acierto parcial de las primeras escenas del film, es muy poco o nada. Para el futuro del realizador: cuidado, Mr. Peerce, las escenas poéticas, cuando se intentan hacer en las primeras obras, suelen resultar “poéticas escenas” blandengues y llenas de ternurismo. No se acuerde de R. Mulligan. El “cinema de qualité” es muy peligroso y suele resultar inadmisible.

Lástima, porque en One potato… había asunto.

(Este comentario crítico se publicó en el nº 169 de la revista Film Ideal, el 1 de Junio de 1965, con ocasión de la exhibición de la película en la X Semana del Festival de Valladolid).


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86'

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Víctima de la ley - by , Jan 13, 2013
2 / 5 stars
Leyes versus sentimientos