Serie: Dos veranos

Disponible en Netflix.

La violación en grupo se está revelando en los últimos años como una de las formas más abyectas, pero también más frecuentes, dentro del repugnante delito de la violación sexual. En España cobró carta de naturaleza hace unos años a nivel popular por aquella que cinco hombres, que se hacían llamar a sí mismos “La manada”, perpetraron en Pamplona, en plenas fiestas de San Fermín, sobre la persona de una mujer que fue violada de todas las formas posibles en el portal de un bloque de pisos de la capital navarra. A raíz de ese suceso se produjo un enorme levantamiento popular que legislativamente llevó algunos años después a la promulgación en España de la llamada ley del “solo sí es sí”, que exigía el consentimiento previo en las relaciones sexuales para no ser consideradas como violación, aunque con ciertos efectos colaterales inesperados, como el hecho de que comportó una rebaja de penas en algunos casos que puso en la calle (o acortó las condenas) a un buen número de agresores sexuales. Lamentablemente, esa “Manada” que actuó en Pamplona (aunque todos eran sevillanos) pareció generar un efecto perverso que a día de hoy sigue execrablemente vigente, el llamado “efecto contagio”, de tal manera que desde entonces los autores de varias violaciones grupales que han tenido lugar en España se han denominado como “La Manada de Castelldefells”, la “Manada de Pozoblanco”, o la “Manada del Arandina”, entre otras.

Ese fenómeno, por llamarlo de alguna manera, no es por supuesto exclusivo de España, como viene a demostrar esta serie belga de lengua neerlandesa (ya saben que Bélgica es un país con dos idiomas oficiales mayoritarios, francés y flamenco u holandés, más un tercero, el alemán, de carácter minoritario), Dos veranos, serie que se ambienta en dos momentos temporales distintos, nuestro tiempo, en el año 2022, en el que arranca, y 30 años atrás, en 1992. En nuestro tiempo conoceremos a un grupo de cincuentones, hombres y mujeres, que mantienen sus relaciones de amistad tras tres décadas, aunque en aquel tiempo pasado ocurrió un suceso que marcaría, de alguna forma, la vida de todos ellos: 30 años atrás, en el contexto de unas vacaciones disfrutadas por todos ellos en una finca de recreo propiedad del riquito del grupo, tras una toma de anfetaminas por parte de la mayoría de los chicos y las chicas, se produjo una violación grupal en la persona de una de las muchachas que estaba inconsciente, probablemente por la ingesta de alcohol y drogas. Tres décadas después, los hombres que participaron en aquel execrable crimen reciben en sus móviles el vídeo que en su momento se grabó de la violación, y que todos creían había sido destruido por ellos mismos al darse cuenta al día siguiente de lo que habían hecho. Antes de recibir ese vídeo, las cuatro parejas habían quedado en verse en la Costa Azul, en una paradisíaca isla propiedad del matrimonio más rico de todos ellos. Una vez allí, empieza a revelarse la existencia de ese vídeo, y también las cábalas sobre quién puede ser la persona que lo está enviando y haciendo chantaje a los involucrados en la violación...

Tom Lenaerts es un productor, guionista y realizador belga flamenco, con una ya apreciable carrera en esas facetas, fundamentalmente para cadenas de televisión. Por su parte, Paul Baeten Gronda es un guionista de todavía corta filmografía. Ambos actúan como creadores de esta serie de 6 capítulos que presenta un caso de violación grupal y cómo, irremediablemente, el pasado siempre vuelve para pedir cuentas. La productora principal es Panenka, propiedad de Lenaerts, y en su exhibición en las televisiones belgas de habla neerlandesa obtuvo un notable éxito de audiencia.

En principio la serie se plantea como una intriga, un “whodonit”, un “quién-lo-hizo”, en el que hay que descubrir quién es el chantajista, con las diversas sospechas que los varones incursos, de una manera u otra, en la violación de 30 años atrás, tienen sobre quién es esa persona que los extorsiona. Pero la serie es también, afortunadamente, algo más, y habla sobre el sentimiento de culpa, sobre la complicidad culpable de los delincuentes, pues no otra cosa son los violadores grupales, evidentemente, por más que se consideren a sí mismos como “personas normales”, encubriéndose mutuamente a lo largo de los años. Hay otros temas que aparecen, como la prevalencia social, con los jóvenes de mayor posición de clase y su forma de humillar (veladamente o no tan veladamente) a los que no tienen esa suerte, pero también el amor que, existiendo entre ambas partes de una pareja, no llega a fructificar por problemas tales como la incomunicación o la timidez.

El conjunto es apreciable, aunque tenemos que decir que nos ha parecido que, con frecuencia, la historia parece como alargada: ese fin de semana en el que suceden mayormente los hechos, junto con los ocurridos 30 años atrás, se dilata más de lo aconsejable, tal vez para alcanzar los 6 episodios pactados, lo que hace que algunos de los capítulos sean más endebles que otros, avanzando la trama con demasiada parsimonia para alcanzar el estándar acordado. Pero la historia que se cuenta, con sus continuos flashbacks al tiempo en el que eran jóvenes las parejas, es resultona y se deja ver, más allá del evidente desagrado, por decirlo benévolamente, del meollo del relato, el sexo no consentido al que sometieron varios hombres a una mujer sin posibilidad de oposición por su parte a causa de su estado de inconsciencia.

En algunos momentos se apuntan temáticas paralelas, como ocurre en esas pelis de reuniones de antiguos alumnos o viejos amigos, con sus resquemores, celos, envidias…. aunque ese no sea, en puridad, su tema central.

Con buena factura formal, con bonitos paisajes mayormente de la Costa Azul, y una realización funcional, la serie es razonablemente innovadora, con una trama bien urdida, a pesar de que, como decimos, se nota que está alargada artificialmente. Hay, es verdad, una reflexión sobre los actos impremeditados y sus consecuencias, pero también sobre la gravedad incuestionable de una violación grupal (o individual, por supuesto...), aunque esta no fuera percibida como tal por la víctima por su estado.

Correcto trabajo, en general, del doble elenco de intérpretes, los jóvenes que hacen de los personajes con veinte años y los maduros que los encarnan ya rondando el medio siglo. Eso sí, algunos de ellos, en especial de los maduros (lo que tiene peor justificación...), se pasan de sobreactuación en algunos momentos, como es el caso de Herwig Ilegems.


Dos veranos - by , Jan 02, 2023
2 / 5 stars
Violación en grupo