Serie: La gran inundación

Estreno en Netflix.


La eclosión de series que ha propiciado el actual fenómeno de las plataformas ha supuesto que se tire de todo tipo de temas, incluida la recreación de hechos reales que fueron en su momento impactantes. Algo de eso hay en esta La gran inundación, que reconstruye en formato de miniserie de 6 capítulos la tremenda riada que tuvo lugar en julio de 1997, conocida en Europa Central como “la inundación del milenio”, por su extraordinaria virulencia, una inundación que anegó, entre otras zonas, el sur y oeste del país del papa Wojtyla, pero también la República Checa, el este de Alemania y de Austria, y el noroeste de Eslovaquia, provocando en su conjunto 114 muertos y 4500 millones de dólares USA de pérdidas materiales. En Polonia, en concreto, fueron 56 los fallecidos y 3500 millones de dólares en pérdidas. La inundación se debió a dos oleadas sucesivas de fuertes lluvias que hicieron elevarse los niveles de los ríos y de los pantanos muy por encima de lo tolerable (fuente: Wikipedia).

En ese marco conocemos a Jasmina Tremer, experta hidróloga, que es reclamada por el gobierno de la ciudad de Breslavia (en polaco Wroclaw) para asesorar al grupo de crisis creado en el ayuntamiento ante los indicios de una posible e importante inundación por las reiteradas lluvias. Allí Tremer se encontrará con la habitual incompetencia y capacidad para echar balones fuera de los funcionarios excomunistas, pero también con su antigua pareja, Jakub Marczak, ahora alcalde en funciones, con quien tuvo una hija quince años atrás, hija que ella, entonces con graves problemas de adicción a la droga, prefirió que cuidara él; la adolescente ni siquiera sabe que Jasmina es su madre. En este contexto, veremos cómo Tremer tendrá que lidiar con dos circunstancias sumamente adversas: luchar contra la tendencia de los burócratas a tapar la realidad que se les viene encima, e intentar acercarse a su hija, ahora que se siente con fuerzas para ello... Y todo ello con la visita de Juan Pablo II a Polonia, prevista para fechas próximas a las que tuvo lugar la inundación, con todo el país focalizado en ese importante evento para el país y para sus ciudadanos.

La creadora de la serie, la productora y guionista Anna Kepinska, tiene una ya larga carrera, en especial en la primera de esas funciones, con un buen número de películas y series producidas a lo largo de lo que llevamos de siglo XXI. Eso se nota en la robustez del proyecto, que ha requerido de gran número de actores, frecuente filmación en exteriores y abundante uso de efectos digitales para recrear la inundación. Es cierto, por otra parte, que la factura de la serie es correcta, sin alharacas; por su parte, la ambientación (y no solo el atrezo) nos parece buena, recrea con tino la atmósfera social de la época.

Temáticamente la serie, como hemos dicho, bascula entre dos líneas argumentales que se van superponiendo y con frecuencia yuxtaponiendo, la central sobre el intento de minimizar por parte de la protagonista el desastre que se les venía encima, teniendo que luchar además con la incuria de los funcionarios excomunistas, y la adyacente, la propia historia personal de la prota intentando redimirse de un pasado horrible, para lo que busca la cercanía de la hija que no sabe quién es ella, pero también la reconciliación con su madre, aquejada de una brutal obesidad mórbida que la tiene literalmente varada en su casa, en su cama, siendo las relaciones entre ambas prácticamente nulas desde los tiempos de adicción de Jasmina.

Parece evidente también que La gran inundación se inscribe en la estela de la seminal serie Chernobyl, con una acre denuncia sobre la sempiterna incuria funcionarial y política, aunque nos parece evidente que carece de la fuerza de la magistral serie de Craig Mazin. Pero ahí está, evidentemente, la dura crítica sobre la abulia, la dejadez, el mirar para otro lado de toda burocracia, aún más de una burocracia postcomunista, con esa abyecta irresponsabilidad que busca salvarse a sí mismos aunque ello suponga la muerte, la ruina de sus compatriotas. También hay una clara denuncia de los políticos marrulleros, aquellos que priman su conveniencia sobre el interés general. La serie no ahorra la cadena de despropósitos perpetrados por políticos, civiles, científicos, agricultores... todos mirando exclusivamente por lo suyo, mientras la catástrofe se cierne sobre todos… Afortunadamente, también habrá lugar para la filantropía, para la entrega sin esperar nada a cambio de la gente corriente, como los conductores de autobuses que se pusieron a disposición del director del hospital que se iba a inundar para trasladar a los enfermos.

El conjunto es un tanto irregular, con flecos en el guion como el cocodrilo que se escapa del zoo y que durante toda la serie se está esperando que aparezca; también es una serie un tanto antipática, en la que no es fácil identificarse con ningún personaje, ni siquiera con la protagonista, dado su comportamiento errático y con frecuencia incoherente, lo que hace complicado empatizar con ella, aunque es evidente que es el personaje positivo por excelencia de la trama, con un pasado oscuro del que busca denodadamente redimirse.

Los intérpretes, en general, correctos, aunque la protagonista, Agnieszka Zulewska, nos parece bastante hierática, siendo otro de los factores, a nuestro entender, por el que no resulta fácil conectar con su personaje.



Creada por

Producida por

Género

Nacionalidad

Año de producción

Trailer

La gran inundación - by , Dec 11, 2022
2 / 5 stars
Denuncia de la incompetencia burocrática