Enrique Colmena

Una dura aunque esperanzada mirada hacia el fenómeno de la violencia en los niños es el tema de En un mundo mejor, el último filme de Susanne Bier, flamante ganadora del Oscar a la Mejor Película en Lengua No Inglesa, y que anteriormente había conseguido el Premio a la Mejor Dirección en el Sevilla Festival de Cine Europeo de 2010, donde pudimos charlar con ella sobre la nueva e impactante obra de la autora de Hermanos.

Pregunta: En su película hay varios temas, aunque todos confluyen en las distintas formas de afrontar la violencia.

Respuesta: Hay un elemento importante en el mundo actual, la percepción de los niños sobre el fenómeno de la violencia. En el aprendizaje infantil hay una delgada línea entre lo que está bien y lo que está mal, y la forma en la que llega a los niños mensajes llenos de violencia puede influirles, y eso es grave.

P: El film parece tener como eje moral el personaje de Anton...

R: Efectivamente, Anton pretende ser una persona que intenta actuar correctamente, pero dista mucho de ser un hombre perfecto: tiene problemas con su mujer, cree que les está fallando a sus hijos... Pero, por encima de esas dificultades, es el eje moral sobre el que se apoya la película y el discurso que hay en ella; en definitiva, Anton es un hombre digno que intenta actuar decentemente.

P: Otro de los temas de su película es el “bullying” o acoso a niños por parte de sus compañeros.

R: El “bullying” es un fenómeno muy de nuestro tiempo. Aquí tenemos a un niño víctima de ese acoso, al que un chico recién llegado ayuda a superarlo, aunque a costa de más violencia. Pero el “bullying” no existe sólo en el colegio, se da en otras situaciones sociales; de hecho, la forma de actuar del personaje de Big Man en África es también un acoso criminal.

P: Entre los niños actores destaca el chico que interpreta a Christian, en un papel muy complejo.

R: Cuando tienes a actores jóvenes con talento, es fácil trabajar con ellos, porque son más frescos que los mayores. Era el primer papel en cine del actor que hace de Christian; tenía miedo de expresar tanto odio como tiene su personaje, pero le hicimos ver que él es un intérprete; creo que al final entendió el tema y disfrutó jugando a ser otro.

P: Otro de los temas del filme es la necesidad del ser humano de perdonar y ser perdonado. ¿Es una de sus obsesiones?

R: Como persona para mí es muy importante el perdón. Mis orígenes son judíos, y teniendo en cuenta la historia del pueblo judío se entiende por qué la redención forma parte de mi bagaje sentimental y cultural. El perdón, la necesidad de perdonar, es una de las cosas fundamentales de la vida, hay que pasar página constantemente, no nos podemos instalar en el rencor.

P: Su película termina sorprendentemente con un final feliz que contrasta con la dureza del resto de la historia.

R: Yo no diría que es un final feliz, es más bien un final esperanzado. En un final feliz la puerta se quedaría totalmente abierta, pero aquí queda como entreabierta: hay problemas pero hay posibilidad de arreglarlos. Para mí es muy importante la esperanza, nunca debemos perderla, sin ella no tendríamos futuro.