CINE EN SALAS
Tras Toy Story, la serie de los juguetes, se puso de moda hacer sagas con los dibujos animados, y así ocurre con la de Gru, mi villano favorito que con esta entrega va ya por la cuarta. Si en la primera se conocía al personaje de Gru y a los Minions, en la segunda Gru se pasa de villano a héroe, ingresa en La Liga Antivillanos y conoce a la agente Lucy Wilde, con la que termina adoptando a tres niñas pequeñas, Margot, Edith y Agnes, con las que comparten el protagonismo con los Minions. En la tercera se cambia la dirección a Chris Renaud y Pierre Coffin, que habían hecho las dos primeras, y en la cuarta continua Pierre Coffin y se añaden Kyke Balda y Eric Guillon, algo insólito para una producción de animación.
En todas ellas están presentes los valores para los niños, como ser solidarios, ser generosos, saber sacrificarse por los demás, perdonar, y son los Minions los protagonistas totales, ya que Gru y Lucy han sido despedidos de La liga Antivillanos.
Las tres primeras entregas dejaron el nivel muy alto en cuanto al logro artístico y comercial, y esperemos que esta no lo sea menos, debido a la expectación que ha levantado su estreno, copando salas con Del revés 2 (2024).
En esta cuarta entrega, en la que una vez más reina la pareja de Gru y Lucy, con las pequeñas Margo, Edith y Agnes, le dan la bienvenida a un nuevo miembro de la familia, Gru junior. Aquí Gru tiene un nuevo enemigo, Maxime Le Mal, capaz de convertirse en una gran cucaracha voladora, y a su delgada novia, la sofisticada y malvada Valentina.
La familia se ve obligada a abandonar su casa y es alojada en un apartamento en la pintoresca población de Mayflower, donde nunca pasa nada, destinada a esconder a los testigos cuando son buscados por los malos y adoptan nuevas identidades para no ser reconocidos, comenzando así una nueva vida. Cuando Maxime logra escapar de la cárcel, no para hasta dar con su paradero.
En el nuevo domicilio hace amistad con un vecino y su esposa, que son muy sofisticados, lo que da lugar a una crítica a esa clase de personas que creen ser mejores que los demás por ser ricos. No obstante, la hija, una pija adolescente, descubre la identidad de Gru y le chantajea para llevar a cabo un robo. Una vez más son los simpáticos Minions los que originan las más divertidas situaciones cómicas compartidas con el pequeño Gru que no para de fastidiar a su padre.
La película está realizada a un ritmo vertiginoso, con un guion de Mike White y Ken Daurio, en la que la comicidad no falta un solo momento, con las distintas direcciones que sigue la trama para realizar un guion sumamente divertido e ingenioso.
Esta vez la dirección vuelve a ser de dos, repite Chris Renaud y se añade uno nuevo, Patrick Delage; al igual que en las anteriores, el ritmo de narración es endiablado y no da un sólo minuto de respiro al espectador, que ríe al igual que los niños, para los que se han convertido los Minions, no sólo en sus héroes favoritos sino también en sus juguetes preferidos.
Un film en el que no faltan las ideas, una buena historia, la trepidante acción, con una narración interesante y en la que rebosa el humor característico de estos pequeños seres tan particulares que nos provocan la risa y no conocen fronteras. La saga se mantiene fresca como el primer día, lo que es parte de su éxito: ser divertida y los críos se lo pasan pipa.
Digamos como curiosidad que la saga de Gru se ha convertido ya en la más rentable de la historia del cine, superando los 4.600 millones de dólares en todo el mundo, hasta ahora.
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