Pelicula:

CINE EN SALAS

En 1996 la película Twister, dirigida por el holandés Jan de Bont, afincado en los USA desde los años ochenta, consiguió un notable éxito comercial: con un presupuesto que no llegaba a los 100 millones de dólares, multiplicó esa cifra prácticamente por cinco (fuente: IMDb). La peli era endeblita, sobre todo en lo tocante a la historia (más o menos) dramática que se pergeñó para dar cierta consistencia, cierta unidad, a las escenas de acción, que era lo que aquí interesaba mayormente. Pero lo cierto es que, siendo una peli más bien del montón, interesó al gran público porque conseguía, razonablemente, infundir en el espectador la sensación como de catástrofe telúrica que conllevan los tornados.

Es curioso porque, aunque la peli, como decimos, funcionó muy bien en taquilla, después no se han hecho otros films con esa temática, al menos de primera línea (o sea, que no hablamos de la infraserie cinematográfica iniciada por la extravagante Sharknado, que juega en otra liga, la del cinéfilo “friki”…). Esta Twisters que ahora comentamos se reputa, y en buena medida lo es, una especia de remake con muchas libertades sobre la original, hasta el punto de que, en buena medida, parece una peli totalmente distinta, aunque realmente subyace la misma historia, la de los fanáticos cazadores de tornados, ya sea por razones científicas, ya por razones comerciales (o circenses…).

La historia se ambienta en nuestro tiempo, en el estado de Oklahoma, al parecer de los más propensos al fenómeno meteorológico de los tornados. En un prólogo inicial conocemos a Kate, una joven y brillante científica que está empeñada en descubrir una fórmula para acabar con los tornados, con un producto hecho de polímeros, fabricado por ella misma, que pretende introducir en el vórtice de uno de esos tremendos vientos a modo de torbellino para de esta forma acabar con la muerte y la destrucción que tantas veces ha causado ese fenómeno. Pero el producto no funciona, sino que en buena medida parece que alimenta aún mas al tornado, y su expedición, compuesta por cinco personas (tres chicos, una chica y ella misma) resulta diezmada, muriendo dos de los hombres, entre ellos Jeb, su novio, y la otra chica, salvándose solo un chico, de raza hispana, de nombre Javi. Cinco años más tarde, Kate trabaja en Nueva York en el departamento de meteorología del ayuntamiento; no ha podido superar aquellas pérdidas humanas, de la que se siente interiormente responsable. La visita Javi, quien le propone volver al trabajo de campo relacionado con los tornados, ahora que él ha inventado un sistema que podría triangular el fenómeno y así conocerlo mejor para saber cómo afrontarlo. Reticente en principio, finalmente Kate acepta, pensando que ello puede salvar vidas humanas. Ya en Oklahoma, el equipo de Javi y Kate se encuentra con el circo montado por un “youtuber”, el guaperas Tyler, que es todo lo contrario de Kate: superficial, encantador, carismático…

Lee Isaac Chung (Denver, 1978) es un cineasta asioamericano, de ancestros surcoreanos, al que, ciertamente, en principio no hubiéramos situado en un producto como este, evidentemente comercial, con un elevado presupuesto (155 millones del ala; fuente: IMDb), que requiere el correspondiente retorno de taquilla. Para este empeño se han aliado tres productoras, dos “majors” (Universal y Warner) y una de clase media (Amblin, la productora de Spielberg). Ello se explica porque las tres fueron también las productoras de la original Twister. Decíamos que no parece que Chung fuera el director más apropiado, mayormente porque en su filmografía no hay apenas audiovisuales de estas características (un episodio de la serie The Mandalorian, como mucho), abundando sin embargo en dramas y documentales de carácter étnico y social, siendo su película más conocida el sentido melodrama Minari. Historia de mi familia (2020), que ganó un Oscar y estuvo nominado a otros cinco. Por eso resulta cuando menos sorprendente que esta Twisters resulte mucho mejor en su aspecto de film de aventuras y acción que en su parte digamos dramática. Por supuesto, Chung es mucho mejor cineasta que De Bont, el del film original que ahora se “remakea”, y eso se nota: el estilo, la elegancia, la clase de esta nueva versión no tiene nada que ver con las escasas virtudes de su predecesora; lástima que, como decimos, la historia “dramática” sea tan endeble, cosa que, desde luego, no es atribuible al director sino al guionista Mark L. Smith, cuyos créditos anteriores como tal (El renacido, Cielo de medianoche…) ya indicaban que no era precisamente de los mejores en su oficio.

Pero sin duda las cuatro o cinco escenas que incluyen brutales tornados, distribuidas más o menos equidistantemente a lo largo del metraje, consiguen impactar fuertemente en el espectador y hacerle que genere potentes dosis de adrenalina, que es a lo que aspira, lícitamente, el film. Tanto la escena del prólogo, en la que Kate perderá a sus amigos y su novio (que ya pone el listón alto) como las siguientes son realmente notables, sin que “canten” los magníficos efectos especiales, al fiar más en la planificación y en el montaje que en esos F/X que, si estuvieran ayunos de la correspondiente gradación en la tensión, no conseguirían el tremendo efecto que logra en el espectador. Por esa parte, entonces, muy bien.

Otra cosa, como queda dicho, son las escenas dramáticas, con una más bien flácida historia de autoculpabilidad, más un tempranero rifirrafe con el machito de turno, que finalmente resulta no ser tan imbécil, mientras que el amigo del alma, al principio tan encantador, no lo será tanto, en una curiosa inversión de roles que (en eso sí) se contrapone a la endeble historia de la peli original, hecha en una época en la que lo blanco era blanco, y lo negro, negro (ya me entienden…).

La película, ciertamente, cubre holgadamente con su propósito de entretener y ser un divertimento disfrutable, generando en el espectador esa por lo demás tan agradable sensación de peligro “voyeur” (vaya, que lo vemos pero no estamos nosotros en peligro…), adecuadamente realizada para que nos parezca que estamos, sin estarlo, en medio del vórtice de un huracán en forma de torbellino.

La protagonista, la jovencísima Daisy Edgar-Jones (26 años cuando se rodó la peli), nos parece que no da demasiado bien el personaje de científica traumatizada, entre otras cosas porque con esa edad debería estar haciendo un máster, no siendo ya la persona que más sabe de tornados del mundo mundial. Al coprotagonista, Glen Powell, le vemos como problema el hecho de que físicamente no aparenta poder hacer otro papel que no sea el de casanova impenitente, de tal manera que, cuando se pone serio, no te lo crees, sino que piensas que es otra estratagema más para meterse dentro de las bragas de la chica (con ella dentro se entiende, claro…).

(24-07-2024)


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122'

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Twisters - by , Jul 24, 2024
2 / 5 stars
Es mejor que la peli original