Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS


Disponible en Filmin, Prime Video y Apple TV.


Sin tener la fama de un John Ford, de un Howard Hawks, de un Alfred Hitchcock, o de un William Wyler, nos parece que Nicholas Ray (Wisconsin, 1911 – Nueva York, 1979) fue también, a su manera, uno de los grandes cineastas del Hollywood clásico, con una serie de películas buenas o muy buenas que están en la mente del buen cinéfilo: Los amantes de la noche (1948), Llamad a cualquier puerta (1949), la mítica Johnny Guitar (1954), Busca tu refugio (1955), Amarga victoria (1957), Chicago, años 30 (1958)… en plan “outsider” hizo esa rareza que es Los dientes del diablo (1960), un acercamiento telúrico al universo esquimal, con Anthony Quinn adecuadamente caracterizado como un aborigen de esa etnia; su paso al cine declaradamente comercial se saldó con sendos films más bien aparatosos, Rey de reyes (1961) y 55 días en Pekin (1963), ambos rodados en España bajo los auspicios de Samuel Bronston, films bien rodados pero más bien impersonales. Los biógrafos de Ray citan la trágica muerte de James Dean, apenas unas semanas antes del estreno de Rebelde sin causa (1955), en la que Nicholas lo dirigió, como el principio de los problemas del cineasta de Wisconsin, progresivamente alcoholizado y con complicaciones psicológicas.

En un lugar solitario es otra de sus buenas o muy buenas películas de su época clásica, la que va de finales de los años cuarenta a mediados de los cincuenta, con algún otro título de interés en el segundo lustro de esa última década. Ray siempre se movió a gusto en los géneros negro y wéstern, y de hecho sus mejores films se inscriben claramente en esos dos tipos de cine. Esta película que comentamos podríamos incluirla efectivamente en el “film noir” o cine negro, en su variante relacionada con el mundillo del cine. Así, conocemos a Dixon Steele, un guionista de Hollywood que no pasa por su mejor momento; pronto observamos que el tipo es de mecha corta, y por menos de un pitillo se lía a golpes con quien sea, con una furia digna de mejor causa. En el bar en el que se encuentra le ofrecen escribir la adaptación de un libro de literatura barata que no ha leído; como una de las empleadas del local, Mildred, le dice que ella sí lo ha hecho, Dixon le propone que se vaya con él a su casa para que se lo lea, y así se hará un idea sobre lo que tiene que escribir. Ya en el bloque de apartamentos en el que vive se cruza con una hermosa mujer, Laurel Gray, por la que Dixon se siente atraído, y parece que la atracción es mutua. Ya en la casa del guionista, Mildred le lee el libro, como han quedado, y después ella se marcha con dinero para coger un taxi. Pocas horas después Dixon recibe la visita de un policía amigo, quien le pide que vaya a Comisaría con él, su jefe quiere hablarle. Este le dice que Mildred ha sido encontrada asesinada, pero Dixon (que no puede resistirse a hacer chistes) responde con una serie de bromas sin duda de mal gusto. Aunque su amigo policía cree que es inocente, Dixon se convierte en el principal sospechoso del alevoso asesinato…

Con una realización vigorosa, clásica, sencilla pero densa, con una perfecta descripción de los personajes con apenas unos trazos, la película de Ray parte de la novela homónima de Dorothy B. Hughes, rodada en un precioso blanco y negro y con buenos diálogos, con brillantes réplicas y dúplicas, como era habitual en el Hollywood clásico.

Aparte de la espléndida puesta en escena, lo que hace especial a esta película es sin duda su protagonista, tan peculiar, un tipo con muy mala hostia, cuando en el Hollywood clásico no era habitual ese tipo de protagonistas con tan mala uva. Estamos entonces ante una interesante aproximación a una mente volcánica, una mente incapaz de frenarse cuando le hierve la sangre (y le hierve con demasiada frecuencia…), en el fondo también un maltratador conyugal, adelantándose aquí varias décadas al actual, y tan lógico, rechazo de la sociedad hacia esta clase de individuos. Además, se produce una situación muy curiosa por cuanto en el cine clásico, aunque también en el actual, se produce implícitamente un proceso identificativo entre el espectador y el protagonista, y aquí ciertamente ese proceso es difícil que se produzca, al ser ese personaje central tan conflictivo; como le dice el amigo a la coprotagonista cuando ya se ha emparejado con él: “sabías que era dinamita... siempre violento, forma parte de él, como sus ojos o la forma de la cabeza, lo aceptas o lo dejas”. Por otro lado, también esa mala bestia que es el protagonista tendrá su corazoncito (y por ahí se gana, al menos parcialmente, al público) como firme defensor del viejo actor alcoholizado que habla siempre en poesía, recitando a Shakespeare o a Marlowe.

Por el contrario, el personaje de la coprotagonista, Laurel (estupenda Gloria Grahame) es el de una mujer fuerte, firme, segura, avanzada a su tiempo; eso parece ser también lo que atrae (aparte de cuestiones físicas) al protagonista, cuando le dice “buscaba una mujer, y ya la he encontrado”. Sin ser la típica vampiresa del “film noir” de la época, el personaje de Grahame es una mujer normal, pero podríamos decir, utilizando el lenguaje actual, que es una mujer empoderada.

Cine negro, pero sin gánsteres, En un lugar solitario tiene también una mirada no precisamente amable sobre el mundo del cine, en un tono acerbo que dos años más tarde llevaría a su culmen la estupenda Cautivos del mal, de Vincente Minnelli.

Excelente trabajo interpretativo; en el caso de Bogart, aunque había hecho ya varios personajes torvos y no precisamente amables, este quizá se lleve la palma de toda su carrera, y él lo lleva a la cabo con determinación y convicción. Grahame, como queda dicho, muy bien, en un personaje adelantado a su época.

(08-07-2024)


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94'

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En un lugar solitario - by , Jul 18, 2024
4 / 5 stars
Cine negro, pero sin gánsteres