CRITICALIA CLÁSICOS
Disponible en Filmin, Prime Video y Apple TV.
Sureños los dos, Harper Lee y Truman Capote pasaron muchos veranos de su infancia en Monroeville (Alabama), el pueblo de ella, y acabaron siendo dos escritores famosos que mantuvieron su amistad (también los piques) a lo largo de sus vidas. Lee saltó enseguida a la fama con su único e irrepetible libro, éxito inmediato y llevado al cine por Robert Mulligan, Matar a un ruiseñor, mientras el caprichoso Truman tonteó con el teatro, el periodismo, publicó algunos relatos y acabó dedicándose formalmente a la literatura. Pero él no fue autor de un solo volumen, y tiene en su haber libros tan hermosos como El arpa de hierba, tan sinceros como Otras voces, otros ámbitos (donde habla de su homosexualidad), o tan famosos como Desayuno en Tiffany’s. Sin embargo ninguno llega a la categoría, rigor e impacto de A sangre fría, un docudrama meticuloso y magistral que le llevó muchos años de trabajo, viajes, entrevistas e investigación.
Sintetizando al máximo diríamos que el libro nos cuenta la historia de dos desgraciados, Dick y Perry, carne de presidio, mentalmente inanes, que se dejan llevar por los rumores, chivatazos e inventos habituales en una cárcel. Allí les cuentan que en Kansas hay una familia de prósperos granjeros, los Clutters, que guardan su dinero en una caja fuerte que, como poco, contiene veinte mil dólares. Y en cuanto obtienen la condicional, a finales de 1959, tiran hacia allá para hacerse ricos. Pero ni dinero, ni caja fuerte, ni nada. Exasperados, casi sin proponérselo, asesinan al matrimonio y a sus hijos, un chico y una chica adolescentes, huyendo con cincuenta dólares y una radio portátil...
El cuádruple crimen conmociona a todo el país, Truman y Harper se lanzan a escribir crónicas y entrevistas sobre el asunto, mientras los asesinos deambulan por carreteras y malviven recogiendo botellas y envases de las cunetas, que cambian por unos centavos en el próximo motel. Finalmente son identificados seis semanas después y acaban confesando, siendo declarados culpables y condenados a muerte. Entretanto Capote sigue ya en solitario elaborando su "novela de no-ficción", en un largo proceso interrumpido por el alcohol y las drogas... y que se prolongará aún más en un duro tira y afloja de la justicia, que mantuvo a los condenados durante cinco años en el llamado "corredor de la muerte".
Esta historia, truculenta y verídica, llamaría la atención en 1967 de la Columbia y de Richard Brooks, un realizador potente y amante de las adaptaciones de relatos fuertes, sean de Dostoyevski (Los hermanos Karamazov), de Joseph Conrad (Lord Jim) o de Tennessee Williams (La gata sobre el tejado de zinc), guionizando él mismo A sangre fría. Con una extraordinaria fotografía del maestro Conrad Hall y la percutante partitura de Quincy Jones, Brooks desoyó las presiones de la productora para poner dos estrellas, Paul Newman y Steve McQueen, como protagonistas y colocó a dos casi desconocidos (y excelentes) Robert Blake y Scott Wilson, que incluso tenían un gran parecido físico con los asesinos reales, mientras el eficaz John Forsythe encarnaba al policía que les sigue la pista. Llevando con fidelidad la narrativa del libro, la cinta respeta en sus 135 minutos la tensión y el detallismo de Capote, y consiguió en su estreno una gran acogida crítica, logrando también cuatro nominaciones a los Oscars: dirección, guión, fotografía y música.
Con el paso de los años y tras la muerte del escritor en 1984, con 59 años, la figura del controvertido literato se siguió engrandeciendo y el cine volvió a acordarse de él (y por supuesto de su libro más famoso), y así surgieron Capote, en 2005, titulada en España Truman Capote (para que nadie pensara que la cosa iba de toros), una cinta en la que sobresale el trabajo del desaparecido y gran actor Philip Seymour Hoffman, que le valió justamente el Oscar, y con Catherine Keener haciendo de Harper Lee. Y poco después, en 2007, Infamous, en España Historia de un crimen, con el británico Toby Jones como el escritor y esta vez Sandra Bullock como Harper, seguida de una larga lista de celebridades actorales. Así, la huella de este libro rompedor y original que supuso A sangre fría siguió teniendo presencia fílmica, aunque siempre quedará como primordial y fiel versión la magistral cinta de Richard Brooks...
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