Enrique Colmena

En el primer capítulo de esta serie glosábamos cómo había visto el cine del Atentado de Sarajevo, uno de esos días decisivos cuya presencia en la pantalla grande o pequeña estamos revisando, tomando como excusa el octogésimo aniversario de una de esas jornadas ciertamente (y realmente) históricas, el Desembarco de Normandía que inclinó la balanza (sí, junto con el empuje del Ejército Rojo por el este) en la Segunda Guerra Mundial hacia la causa de los aliados.


7 de noviembre de 1917: el Asalto al Palacio de Invierno

Indicamos 7 de noviembre porque esa es la fecha que corresponde en el calendario gregoriano, que Rusia no aceptó hasta 1918; en el calendario juliano, que era el vigente cuando sucedieron los hechos, la fecha era el 25 de octubre. El Asalto al Palacio de Invierno pasa por ser el momento simbólico en el que los bolcheviques llegan al poder, tras tomar el Palacio de San Petersburgo, donde los zares tuvieron su residencia oficial desde mediados del siglo XVIII hasta que los depusieron y, no tardando mucho, los pasaportaron al otro mundo. Ese 7 de noviembre (en el calendario gregoriano) varios comandos de los llamados Guardias Rojos, formados por los soviets creados por Lenin, Stalin y Trotski, tomaron al asalto el palacio y desalojaron al gobierno provisional encabezado por Kerenski, con lo que el partido bolchevique se hizo cargo del poder en Rusia.

Ese momento histórico fue, ciertamente, esperanzador, al menos en aquellos momentos: el poder absoluto del zar Nicolás ya había decaído, tras haber transferido de facto el gobierno a Kerenski, un socialdemócrata que, sin embargo, cometió el gravísimo error de mantener al país (con la opinión pública en contra) inmerso en la durísima Gran Guerra, la que después sería conocida como la Primera Guerra Mundial. La llegada del comunismo a Rusia y la posterior creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sería considerada por buena parte de las izquierdas del mundo como el momento en el que el pueblo, por fin, llegaría al poder... craso error: mayormente quien llegó al poder fue la élite del Partido Comunista de la Unión Soviética, la llamada Nomenklatura, donde tenían, siendo benévolos, poco aprecio por la libertad: es tristemente mítica la famosa (y lamentable) respuesta de Lenin al socialista español Fernando de los Ríos cuando éste le pregunto por ese derecho en el nuevo régimen soviético: “libertad, ¿para qué?”. Fue una pena, porque aquel vibrante movimiento que acabó felizmente con la ignominiosa monarquía absoluta zarista podría haber sido el futuro de la Humanidad, pero al final no fue sino otro régimen despótico y dictatorial más, a una escala gigantesca, con millones de muertos a sus espaldas y con una buena parte del mundo (la URSS y los llamados “países satélites”) en el que las libertades públicas y los derechos civiles ni estaban ni se les esperaba.

El cine y la televisión han tocado en varias ocasiones ese momento histórico del siglo XX; repasaremos algunos de ellos, como siempre sin ánimo exhaustivo y por el habitual orden cronológico por su fecha de rodaje. En un año tan próximo a los eventos historiados como 1919 se data la que se puede considerar la primera aparición en pantalla del Asalto al Palacio de Invierno (además de otros acontecimientos de la Revolución Bolchevique): hablamos del film titulado Aniversario de la Revolución (en su original, Godovshchina revolyutsii), que compilaba las filmaciones que Dziga-Vertov, el padre del “cine-ojo”, el cine que buscaba la realidad a ultranza, sin manipular (una entelequia, por supuesto...), realizó durante el año 1917, fundamentalmente, con imágenes reales tanto de la crisis de febrero como, sobre todo, del día de la toma del palacio; si bien es cierto que esas imágenes carecen de la fuerza épica de la película por antonomasia sobre este tema, que es por supuesto la titulada Octubre (de la que hablaremos algo más adelante), sin duda tienen la relevancia que le confiere el hecho de ser imágenes auténticas de aquel momento decisivo.

Hablábamos de Octubre (1927), la película de Sergei M. Eisenstein y Grigoriy Aleksandrov, encargada por el Soviet Supremo para conmemorar el décimo aniversario de la Revolución Bolchevique. En este caso no estamos ante una película documental, sino de una dramatización ciertamente notable de los sucesos acontecidos en aquel octubre de 1917 (según el calendario juliano; como hemos visto, según el gregoriano fue en noviembre), con la fuerza característica del cine del gran Eisenstein, otro de los artistas que posteriormente serían sacrificados (en su caso no traumáticamente, menos mal...) por los postulados revolucionarios, o más atinadamente, por el capricho del jerarca de turno, para la ocasión ese Stalin que aterrorizaba a propios y extraños. Las escenas concretas del Asalto al Palacio de Invierno están plenas de una fuerza épica de la que, muy probablemente, carecieron los hechos tal y como realmente sucedieron: pero ya se sabe que, entre la historia y la leyenda, siempre hay que escoger (al menos desde el punto de vista del espectador) la leyenda...

El cine británico echará su cuarto a espadas también sobre el tema en la película de corte histórico Nicolás y Alejandra (1971), dirigida por el norteamericano (aunque accidentalmente nacido en Tokio) Franklin J. Schaffner, el autor de la mítica y primigenia El planeta de los simios (1968). En el film, que relata los últimos tiempos de la egregia pareja del título, aparecerá también esa toma del Palacio de Invierno, como un escalón más en el proceso de caída de la estirpe de los Romanov, que gobernó con mano de hierro el país durante demasiados años, incluso cuando (suele ocurrir mucho con los gobernantes...) era evidente que su tiempo histórico ya había pasado. La película, por cierto, ganó dos Oscars, ambos de carácter técnico, uno para un español, Gil Parrondo (junto a otros directores de arte, en un trabajo en comandita), y otro para una inglesa, Yvonne Blake, que, andando el tiempo, sería también española, llegando incluso a presidir la Academia de Cine de España.

Warren Beatty, actor, guionista, director y productor norteamericano, miembro del ala izquierda de Hollywood, dirigió y protagonizó a principios de los años ochenta del pasado siglo XX un interesante drama, Reds (Rojos) (1981), en el que versionó el libro Diez días que estremecieron el mundo, escrito por el periodista norteamericano John Reed, crónica apasionada de la revolución soviética vista desde dentro, al haberlo vivido el reportero en primera persona. Uno de esos “diez días”, por supuesto, fue el de este Asalto al Palacio de Invierno. Por supuesto también, fue una película que pretendía tener un recorrido comercial, aunque el empeño, en ese sentido, no salió demasiado bien (con 35 millones de dólares de presupuesto, recaudó en todo el mundo solo 50 millones; fuentes: IMDB y The-numbers.com, respectivamente), aunque en términos de prestigio y de premios no le fue nada mal: consiguió 3 Oscars, uno de ellos a Beatty como Mejor Director, y todo ello en el año en el que comenzaba el largo mandato presidencial de Ronald Reagan, con la ola conservadora que, a la larga, se llevaría por delante (con otras inestimables ayudas, desde luego) el Muro de Berlín, e incluso la Unión Soviética como tal.

Cerraremos este espacio que hemos dedicado a conocer cómo ha visto el cine y la televisión ese momento decisivo que la Historia conoce como el Asalto o la Toma del Palacio de Invierno con un mediometraje documental, el titulado The russian revolution (2017), dirigido por el especialista en documentales históricos Cal Seville, un film focalizado esencialmente en la vida de Lenin antes de los hechos de la Revolución Soviética, un film centrado en esa primera parte de la vida que tan poderosamente influyó en la firme determinación de Vladimir Ilich Ulianov (el verdadero nombre de Lenin) de acabar a todo trance con el régimen zarista e instaurar la dictadura del proletariado, siguiendo la doctrina emanada de El capital, de Marx y Engels. Pero aunque el documental se centra fundamentalmente en la vida de Lenin, también aparecerá, lógicamente, ese famoso evento, la toma del Palacio de Invierno de San Petersburgo que, a la larga, como hemos visto, sería el punto de no retorno para el triunfo de las tesis bolcheviques. Por supuesto, después vendría la Guerra Civil rusa entre 1917 y 1923, en la que contenderían el Ejército Rojo y el llamado Movimiento Blanco, pero la toma del poder por parte de los soviets en aquel palacio fue determinante en la historia de la Unión Soviética.

Ilustración: Diane Keaton y Warren Beatty, en una imagen de Reds (Rojos) (1981), dirigida por el propio Beatty.

Próximo capítulo: En el 80 aniversario del Desembarco de Normandía: días históricos del siglo XX vistos por el cine. El Ataque a Pearl Harbor (III)