Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS
Disponible en Filmin y Prime Video

Aunque muy poco después vamos a ver cómo los coches llevan el volante al lado derecho (estamos en England), para que no quede duda los dinámicos y excelentes títulos de crédito del film son tan ingleses, tan británicos como el propio agente 007 con licencia para matar, Bond, James Bond. Los firma Maurice Binder, un neoyorkino que ideó la apertura tan famosa de la serie bondiana, que se ha consagrado como marca de la casa durante décadas. Apoyándose esta vez en una música de alguien tan certero como Henry Mancini, los créditos van apareciendo en simultáneo con señales de tráfico, siluetas de árboles, flechas sobre negro que van hacia una u otra dirección, indicaciones de prohibido, giros obligatorios, etc.... hasta terminar con el nombre del director. Y ahora, ya sí, vemos en imagen real un coche blanco por una carretera inglesa, of course, con una pareja dentro.

Ellos son Joanna (Audrey Hepburn) y Mark (Albert Finney), de los que vamos a conocer cómo han sido sus doce años de convivencia, amores, discrepancias, separaciones, etc., etc... Pero esa historia no va ser correlativa ni ordenada cronológicamente, sino que irá  saltando del presente al pasado, del pasado al presente una y otra vez. Y quienes nos la cuentan son el guionista Frederic Raphael (que se despidió colaborando  en 1999 con Stanley Kubrick y su guión de Eyes Wide Shut) y el director Stanley Donen, que residió casi por completo la década de los sesenta en Reino Unido. Y esa estancia es posible que influyera en su cambio de género y estilo de esta cinta, con el conjunto de su carrera. Porque influido por los movimientos de renovación en el cine europeo, con el Free Cinema inglés y obviamente por la Nouvelle Vague francesa, quiso darle un tono distinto, más moderno, a su nuevo film.

Nacido en Carolina del Sur en 1924 y fallecido a los 94 años en Nueva York, en 2019, Donen fue bailarín y coreógrafo antes que director. Y en colaboración con otro coreógrafo y bailarín (y también director) como Gene Kellly fueron los geniales renovadores del musical hollywoodense, tras la etapa clásica y en blanco y negro, que podríamos simbolizar en Fred Astaire y Gingers Rogers.  Donen y Kelly (que, por cierto, discutían bastantes veces) sacaron el género musical de los escenarios y nos lo plantaron en la calle o donde se terciara. Así llegan Un día Nueva York, 1949,  y  Cantando bajo la lluvia, 1952, y luego Stanley, ya solo, nos da la maravilla de Siete novias para siete hermanos, 1954, donde sus protagonistas -ellos y ellas- se pasan el día bailando, como Alaska...

Pero volvamos a la carretera y a nuestra pareja. Otro tópico de los sesenta (hablando de parejas) fue la "incomunicación" entre uno y otro, con Michelangelo Antonioni en clave latina y mediterránea, y con Ingmar Bergman si apuntamos al norte y en clave sueca. Ciertamente Joanna y Mark la padecen en nuestra cinta, en donde unas veces los vemos juveniles y felices, y de repente amargados y enfrentados si estamos en el presente. Porque en toda la narración estamos contemplando (caprichosamente) saltos atrás y saltos adelante. Si es atrás son sus comienzos y su felicidad, Audrey lleva pelo largo y Mark gorros estrafalarios, y hace muchas muecas y tonterías en plan Mr. Bean. Si el momento es presente (cuando recorren Normandía), las caras son largas, los vestidos de la Hepburn los firman ya famosos modistos como Michele Rossier, Paco Rabanne o Mary Quant, y el arquitecto Mark está más pendiente de sus negocios que de su mujer. Hay infidelidades mutuas, él con una rubia y ella con un francés bastante sosito.

Al final, tras cambiar muchas veces de coches, averías sin fin (uno hasta arde delante de un chateau), vuelven a la frontera, se miran, y terminan besándose. Y nos dejan en la duda de si estamos ante un desenlace abierto, conformista, o simplemente es una forma de terminar un film ambiguo (con un tramo final muy repetitivo), que para algunos está entre lo mejor de su autor, pero otros (y yo me apunto) piensan que, aparte de sus musicales irrepetibles, Donen tiene (antes de ésta) comedias entre la intriga, lo romántico o de parejas con el listón mucho más alto. Y podríamos citar Indiscreta (con Ingrid Bergman y Cary Grant), la hitchcockiana Charada (también Cary Grant y de nuevo Audrey), o Página en blanco, un juego a las cuatro esquinas en un aristocrático castillo inglés, que nos reúne un reparto  de lujo con Deborah Kerr y Jean Simmons entre las damas, y Robert Mitchum, con el indispensable Cary Grant, entre los caballeros.

Todavía Donen haría más películas, algunas con interés, otras tan insólitas como El principito (el libro de Saint-Exupéry con actores reales, como Gene Wilder o Bob Fosse), Saturno 3 (un extraño film de Ciencia Ficción, con un maduro Kirk Douglas junto a Farrah Fawcett), hasta casi terminar con Lío en Rio, que ciertamente no es mal cierre, atrevida historia (que algunos interpretan como incestuosa) con Michael Caine y una joven Demi Moore por las playas brasileñas.

Pero todo eso era ya diecisiete años después de Dos en la carretera, posiblemente una cita a ciegas buscando una modernización que no le iba, aunque  salvada en buena parte por su pareja protagonista. Pero el historial de Mr. Donen es tan poderoso, tan lleno de aciertos, con tantas secuencias inolvidables y tantos buenos trabajos actorales, que no importa que -alguna vez- un dardo no dé en el centro de la diana.


(09-06-2024)


 


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111'

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Dos en la carretera - by , Jun 09, 2024
2 / 5 stars
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