Pelicula:

Estonia tiene una cinematografía que, sin llegar al nivel de sus vecinas Suecia o Noruega, sí que tiene cierta entidad. La IMDb censa en torno a mil títulos desde el principio del cine (entre largometrajes de ficción, documentales, cortos, TV-movies, series de televisión, etcétera), que, sin ser un gran número, sí indica que existe una industria y un movimiento cultural fílmico de cierta enjundia. Otra cosa es que sus productos apenas llegan a esta parte del mundo. De vez en cuando se cuela algún filme, como Mandarinas (2013), que evidencia la buena factura y el interés de un cine que, como casi todo lo que no sea norteamericano, tiene siempre una muy difícil entrada en el mercado español; no digamos ya si, como es el caso, procede de una de las repúblicas bálticas, parientes pobres de los países escandinavos.

El cine sobre la Segunda Guerra Mundial tiene títulos, temas y estilos como para conformar por sí solo un género en sí mismo. Lo cierto es que lo más transitado por ese cine han sido los teatros europeos occidentales de aquella terrible masacre, sobre todo en los frentes francés, inglés y, cuando ya iban perdiendo la guerra los teutones, el alemán. Hubo otras muchas nacionalidades implicadas, como sabemos, entre ellas la estonia, que se encontró desangrada entre los dos enemigos enfrentados: parte de sus hijos se adhirió al ejército nazi, la temible Wehrmacht, y otros de sus jóvenes lo hicieron al no menos pavoroso Ejército Rojo Soviético. Hacia 1944, cuando ya parecía cantado que las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón, fundamentalmente) iban a perder la guerra, los estonios enrolados en los dos ejércitos antagónicos debieron enfrentarse entre ellos, con la consiguiente agonía por la matanza entre hermanos.

1944 está dividida, sin parecerlo, en dos historias, aunque íntimamente ligadas; la primera nos introduce en un pequeño grupo de soldados estonios que sirven bajo pabellón alemán; no están ahí por ideología, sino porque les tocó en suerte cuando su pequeño país se escindió. Intentan sobrevivir como pueden; hacia mitad del metraje se encuentran con otro grupo de estonios, en este caso bajo la bandera roja soviética, tampoco sin especial afinidad ideológica con los comunistas, y el enfrentamiento estará servido. A partir de ese momento la acción se traslada al grupo bajo la férula rusa, y contemplaremos la guerra de los estonios desde esa otra metafórica trinchera.

El director, Elmo Nüganen, es una eminencia cultural en su país. Es director artístico del prestigioso Teatro de la Ciudad de Tallin, además de actor sobre las tablas y ante las cámaras, y ha dirigido para el cine dos largos. Su anterior filme fue la interesante Nombres en mármol (2002), sobre la independencia estonia de la Rusia soviética en 1920. Es un cineasta al que se le aprecia un gusto por el clasicismo: busca la impersonalidad, no subraya nunca, confiere a su cine una prestancia un poco a la antigua, en el buen sentido de la expresión. La historia es con frecuencia conmovedora, los hijos del mismo pueblo condenados a matarse entre sí por ideologías ajenas, por motivos espurios, por la esproncediana feroz guerra. Tiene también tiempo el filme para los interludios civiles, como el episodio con la hermana del soldado muerto, una impostura para preservar el amor que se revela, finalmente, tan feraz.

1944 es una estimulante muestra de un cine, el bélico, que no pasa nunca de moda: y es que mientras hayan guerras, las cinematografías hacen bien en mostrarnos la barbarie a la que nos abocan los ciegos reyes (aunque no lleven corona y se pongan estupendos como republicanos). Bienvenido entonces este cine bélico humanista, que es generalmente el que hoy día se frecuenta, al margen del inevitable cine del facherío que gusta de reventar cuerpos como si fueran patitos de goma; pero esa es otra historia (de terror, sí…).


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96'

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1944 - by , Jul 07, 2016
3 / 5 stars
Un pueblo, dos trincheras