Para su nueva película el artesanal pero seguro director Martin Campbell, que cuenta en su haber con títulos de acción como los James Bond, Goldeneye (1995) y Casino Royale (2006), y de aventuras como La máscara del Zorro (1998), Límite vertical (2000) y La leyenda del Zorro (2005), ha elegido una miniserie de seis capítulos de la BBC inglesa, escrita por Troy Kennedy Martin, que él mismo dirigió a mitad de los años 80 y que ahora convierte en un film para la pantalla grande.
Traslada la acción de Londres a Norteamérica, a la ciudad de Boston, donde el detective Thomas Craven espera a su hija Emma, a la que no ve desde hace tiempo, que se convertirá en el motivo de la investigación que habrá de llevar a cabo a partir de ese momento, para saber en qué estaba implicada.
Aunque en un principio pueda parecer un thriller de acción al uso, en el fondo de este guión hay algo más, como un cierto interés ecológico o una crítica a determinadas instituciones sin escrúpulos, que trabajan para el gobierno, sin la menor ética y dispuestas a quitar de la circulación a todo aquel que se oponga a sus intereses, con métodos poco ortodoxos y llegando al asesinato si fuera necesario.
La cinta tiene un arranque sorprendente, trepidante, y los giros inesperados que se diseminan a lo largo de la trama aumentan la tensión mezclados con determinados instantes emotivos que le otorgan una cierta humanidad al personaje central.
Craven es un hombre solitario que busca hacer justicia impulsado por sentidos motivos familiares, para obtener su propia redención, enfrentándose al poder y a la conspiración que lleva a cabo una gran corporación. En ciertos momentos de la intriga nos recuerda a las viejas películas policíacas basadas en las novelas de prestigiosos escritores del género negro, en las que se prestaba más atención a la investigación, con unos argumentos un poco complicados, que a la acción, con buenos diálogos muy bien elaborados.
En el capítulo estelar hay que destacar la vuelta a la gran pantalla, tras siete años de ausencia, de un sobrio y maduro Mel Gibson en un papel dramático y de acción, más o menos similar a los que ya incorporó en títulos anteriores como Rescate (1996) o Conspiración (1997).
Una cuidada puesta en imágenes de Martin Campbell e inspirada música de Howard Shore, completan el apartado de aciertos de este interesante y entretenido film.
115'