Alrededor de la medianoche

Bertrand Tavernier, seguramente el más protéico y polifacético de los cineastas franceses del último cuarto de siglo, nos ofreció durante los años ochenta una hermosa, melancólica, casi rosaliana (de Castro, se entiende) película sobre la imposibilidad de escapar del destino, pero también una bella historia de amistad, de hombres que se tratan como amigos, hermanos, padres e hijos, todo ello al mismo tiempo e intercambiando los papeles.

París, años cincuenta. Dale Turner, jazzista de vuelta de todo, alcoholizado y drogodependiente, actúa en el club de jazz Blue Note. Desde el exterior del local, sin dinero para verle, le escucha y admira un francés en paro, que le tiene por el santo y seña de su vida.

Curiosamente, Tavernier se inspiró en la vida de los "jazzmen" Francis Paudras y Bud Powell para escribir y dirigir esta cinta, llena de hermosos momentos, con un ritmo que no es ajeno al propio compás del jazz. Protagonizó de forma espléndida el ya fallecido Dexter Gordon, secundándole un magnífico François Cluzet, una especie de sosias de Dustin Hoffman, aunque menos gesticulante.