Amor y otras drogas

Edward Zwick, tras realizar varias series de televisión, debutó en el cine con una comedia, ¿Qué pasó anoche? (1986), pero a continuación se afilió a la acción y así continuó. De repente su nueva película le devuelve al género de su inicio, la comedia, con Amor y otras drogas (2010), aunque no sea exacto ya que se mezcla con el drama.

Jamie es un conquistador que tras ser pillado in fraganti es despedido y entra a formar parte de la farmacéutica Pfizer en la que escalará puestos hasta llegar a lo más alto. Su vida cambiará cuando conoce a Maggie, una chica adicta al amor y enferma de Parkinson.

Para este film Zwick se basa en el libro de Jamie Reidy, un visitador médico que cuenta sus experiencias en el oficio. El problema del guion es que abarca demasiadas cosas, con la intención de no hacer una cinta romántica al uso y que no pase desapercibida como una más, en la que el sexo está tomado como un juego, como un remedio a la soledad, al principio.

Aquí el camino del amor no está claro, aunque reconoce que el sexo sin amor provoca el vacío, pero al final le lleva al sacrificio por el ser querido. Toca el amor, el sexo, las enfermedades crónicas o degenerativas, la corrupción de la clase médica que se vende a los laboratorios, satiriza a los visitadores médicos y sus métodos, la lucha entre los medicamentos sexuales Prozac y Viagra, etc. En ningún momento pretende hacer una denuncia formal ya que no profundiza, ni reflexiona sobre esos temas. Hace en cambio una película convencional sobre un ligón sin escrúpulos, que elude el compromiso hasta que conoce a Maggie, a la que le ocurre igual, aunque ella tiene la excusa de su enfermedad. No hace ascos al sexo y abusa de las escenas de amor sin ningún pudor hasta ser reiterativas, alarga en exceso el metraje y pierde el ritmo a veces. Cambia con frecuencia del drama a la comedia y cae al final en cierto sentimentalismo.

Tras su última trayectoria de films de acción, era difícil imaginar a Edward Zwick dirigiendo una producción tan sexy y atrevida, en la que hace una mirada a la necesidad de amar. No tiene ningún reparo en desnudar a Jake Gyllenhaal y Anne Hathaway, una buena pareja, que hace un trabajo correcto por el que fueron nominados a los Globos de Oro. La actuación de los veteranos secundarios George Segal, Jill Clayburgh y Judy Greer, es ocasional. Una cinta divertida para pasar el rato.