Arma de dos filos

He aquí una rareza, una película rodada por el norteamericano Samuel Fuller, en una coproducción entre su país y México, rodada en escenarios naturales marítimos, y con un reparto sumamente curioso, encabezado por Burt Reynolds, por aquel entonces todavía un perfecto desconocido (es legendario que su primera fama la consiguió posando para una revista “nudie” femenina, en las que mostraba todos sus encantos), junto a un clásico actor yanqui, un excelente secundario de la talla de Barry Sullivan, otro característico de fuste como Arthur Kennedy, y, como guinda de tan explosivo cóctel, la mexicana Silvia Pinal, conocida en España fundamentalmente por ser la cándida protagonista de Viridiana, aunque también por un papel muy diferente en otro Buñuel, Simón del desierto.

Tal gazpacho imposible no podía resolverse razonablemente, por lo que director y productores terminaron tirándose los trastos a la cabeza, y Samuel Fuller renegó de la película, de todas formas una curiosidad más que aceptable.

Cuenta el filme la historia de unos buscadores de tesoros submarinos, los cuales habrán de enfrentarse a los tiburones que protegen el que se supone fabuloso botín hundido en el mar.

Lástima que el montaje ajeno a Fuller malograse una película que contaba con mimbres para haber sido grande. A pesar de todo, Arma de dos filos deja entrever los detalles habituales del vitalista realizador norteamericano: existencia agitada, sentido aventurero de la vida, cierto tono de humor más que apreciable.