Giuseppe de Santis es el director neorrealista menos conocido en España, del que sólo se estrenaron en salas comerciales en nuestro país tres largometrajes. Pero este Arroz amargo tuvo una excelente acogida en su momento, convirtiéndose pronto en uno de los títulos míticos de los años cuarenta.
De Santis fue uno de los teóricos del Neorrealismo, uno de los hombres que más influyó en uno de los movimientos artísticos más importantes del siglo XX. Narra una historia pasional, la crónica de unos sentimientos a flor de piel, con el paisaje insólito de los arrozales italianos, en el que una mujer de cascos ligeros provocará continuos conflictos. Un erotismo sublimado late claramente en todo el filme, lo que dio más de un dolor de cabeza a los castos censores de la época. De Santis dotó a su película de una fuerza y un vigor admirables, consiguiendo un melodrama ambicioso y de perfiles naturalistas.
Mención aparte para Silvana Mangano, cuya imagen sumergida hasta unos muslos de ensueño en las aguas de los arrozales, es la mejor imagen de marca de esa sensualidad campesina que tan bien conviene a Arroz Amargo.
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