No es frecuente, pero a veces una pequeña película, sin, en principio, mayores atractivos ni en reparto ni en equipo artístico, hace "boom". Eso le ha pasado a esta "Boom, boom", comedia catalana sobre los enredos amorosos y el consabido "nunca digas nunca jamás". Chico y chica han terminado sendos asuntos amorosos como el rosario de la aurora. Ambos, desconocidos entre sí, se prometen a sí mismos no volver a caer en los sensuales brazos de Eros. Pero la convecinidad puede hacer milagros, máxime si los tortolitos (que aún no saben que lo son) están por la labor, aunque ellos no lo sepan. Un encuentro meramente casual, un cóctel sentimentalmente explosivo, una llama en el corazón, una pasión que se inflama.
Rosa Vergés, la directora, tiene doble mérito: el primero, por hacer su opera prima en el una cinematografía como la española, que cada vez apuesta más por lo seguro, y su filme no es precisamente más de lo de siempre y con los de siempre; el segundo, por ser mujer, condición desde la que tan pocas españolas han conseguido dar el salto a la realización de largometrajes. Por cierto, la protagonista, de nombre aparentemente varonil, Víctor Lazlo (no es un travestido, sino fembra placentera, como diría el clásico del Siglo de Oro), es el descubrimiento del filme.
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