Camino del Sur

Un pistolero sudista de la banda de Quantrell es atrapado por un sheriff tejano, siendo condenado a la horca. Prácticamente con la soga al cuello es librado de la muerte por una mujer que, amparándose en cierta ley, que indulta a los reos de muerte que se casen con mujeres del lugar, consigue contraer matrimonio con él. A partir de aquí comenzará su convivencia diaria con una esposa a la que no conoce de nada...

Este Camino del Sur fue el segundo largometraje que dirigió Jack Nicholson, tras Aquellos años (1971) y antes del tercero y último, Los dos Jakes (1990), que fue un intento de continuar, sin éxito, la historia de la extraordinaria Chinatown (1974), de Polanski. Pero lo cierto es que este su segundo largo como realizador viene a confirmarnos que no había aprendido gran cosa desde el primero... Nos parece que la historia tenía cierto aliciente si se hubiera intentado reflejar con honestidad el ambiente de los estados de la Confederación después de la Guerra de Secesión, pero los cuatro guionistas que firman el libreto cinematográfico decidieron tomar por un camino un tanto ambiguo, que no se sabe si quiere ser cómico, esperpéntico o paródico. Lo malo es que no es ninguna de las tres cosas, sino que se queda en un pintoresco gazpacho poco digerible, donde la poca idea en la dirección de Jack Nicholson se traduce en continuos fallos de ritmo, en un cansino arrastrarse de la historia narrada hacia su final. Si lo que Nicholson pretendía era aburrir al espectador, lo consigue plenamente...

Sólo un par de gags en todo el film se pueden salvar, quedando el resto en un insulso parloteo entre los protagonistas o algunas patochadas más propias de los films de la serie Trinidad. Parece ser que el propósito de Nicholson era hacer un producto desmitificador del Oeste americano, cosa que, lamentablemente, no consigue ni en pintura...

En cuanto al resto de los elementos que forman el conjunto de la cinta, diremos que la fotografía de Néstor Almendros nos ha parecido notable, acentuando los colores terrosos de la desértica zona de Texas que muestra el film, hasta el punto de que el espectador puede llegar a tener la impresión de estar masticando arena del desierto... La música de Van Dyke Parks prácticamente pasa desapercibida. En cuanto a la interpretación, resulta bastante desmadrada en lo que respecta a Nicholson, al no tener un director que lo controle, resultando mucho más equilibrada y gratamente destacable la de la coprotagonista, Mary Steenburgen, que debutaba en el cine con esta película, gozando en aquellos primeros años de su carrera de cierta popularidad, llegando incluso a ganar un Oscar por Melvin y Howard (1980).

(02-11-2022)