Sobre la novela de Mérimée y/o la consecuente ópera de Bizet se han hecho multitud de versiones, de todos los colores, tendencias, nacionalidades, géneros… el novelista francés (con la ayuda inestimable del músico) creó un poderoso mito humano, el de la mujer libre a todo trance, a la altura del Quijote, de Prometeo, de Don Juan… La vigencia de las leyendas se aprecia cuando lo aguantan todo, aunque no siempre el resultado sea precisamente el mejor…
Benjamin Millepied (Burdeos, 1977) es un coreógrafo francés que desde hace algunos años viene desempeñándose también como director, generalmente en cortos, siendo esta nueva versión de Carmen su primer largo, de corte dramático y musical, como cabía prever en este último caso, dada su condición de profesional del arte de la danza. Entendemos que en su acercamiento al cine ha debido influir su relación sentimental, que finalmente ha sido conyugal, con Natalie Portman, a la que conoció en el rodaje de Cisne negro (2010), donde Benjamin se encargó de la coreografía de la película. Desde entonces ha dirigido, como decimos, algunos films de cortometraje y ha estado también involucrado como coreógrafo de otras obras cinematográficas.
Este su primer largo, una versión libérrima del Carmen de Mérimée y Bizet, se ambienta cerca de la frontera de México con Estados Unidos. Carmen es una joven que huye de un tipo infecto que la busca, con intenciones no precisamente buenas; intenta pasar al vecino del norte de forma ilegal. Más allá de la frontera, en el lado de los gringos, conocemos a Aidan (el equivalente al José merimeeano), un soldado que ha regresado de la guerra de Afganistán, más bien traumatizado. Aunque sin ganas, acompaña por la noche a una patrulla de fronteras a la que se adhieren algunos individuos de dudosa humanidad; cuando esa patrulla localiza al grupo de Carmen, el hombre que va con Aidan se dedica a matarlos a sangre fría, hasta que Aidan lo mata a él cuando está a punto de asesinar a Carmen. A partir de ahí, ambos huyen por Estados Unidos, con la intención de llegar hasta Los Ángeles. Lógicamente se monta todo un dispositivo de busca y captura de los dos...
Lo cierto es que este primer largo de Millepied nos parece que lo revela como un cineasta todavía muy verde, con algunas cosas curiosas pero no demasiadas; en general, la verdad es que esta nueva, y tan distinta, versión de Carmen no cumple, ni de lejos, las expectativas despertadas, una adaptación del racial clásico a un paisaje tan complejo y exótico como la frontera mexicano-estadounidense. No pasa nada, por supuesto, porque la historia que se nos cuenta se parezca como un huevo a una castaña a la imaginada por Mérimée y recreada como ópera por Bizet, porque ya sabemos que los clásicos están para reinterpretarlos y para hacer cosas nuevas con ellos, que para eso son clásicos y, como decíamos, lo aguantan todo. Pero siempre que lo que se propone tenga valor por sí mismo, aporte algo al mito o proponga algún tipo de variante valiosa; nada de esto ocurre, nos tememos, en esta Carmen.
Millepied, como director, peca de algo que suele ocurrirle con frecuencia a los novatos: intenta parecer un tío con mucha personalidad como cineasta, con extravagancias como angulaciones extrañas en los encuadres, pero también con una historia plagada de simbolismos, vengan o no a cuento, con mucho plano estático que supuestamente significa algo (aunque en realidad no signifiquen nada...). Narrativamente es poco solvente, dando la impresión a ratos que intenta ser algo así como impresionista, aunque es posible que no sea deliberado.
Tampoco los diálogos son como para enmarcar, entre las tópicas conversaciones de los protagonistas, que buscan el lirismo pero se quedan poco menos que en la filosofía barata de Paulo Coelho, y las declaraciones altisonantes de los personajes, en especial las que declama Rossy de Palma, improbable hermana como de leche de la racial madre de Carmen, esa madre que se marca un furioso zapateado al comienzo del film que, eso sí, es de lo mejor de la peli.
Entre los aciertos, que algunos tiene, cabrían citar, como parece lógico, los números de danza, muy bien coreografiados por Millepied, que para eso es su profesión, aunque es cierto que algunas escenas que son brillantes sobre el papel, como ocurre con el número que bailan al unísono los asistentes al combate de boxeo final, están cinematográficamente mal planificados y no se les saca todo el provecho posible, resultando una buena idea expresada de forma bastante irregular.
Otro acierto sería la banda sonora, original de Nicholas Britell, que abunda en coros de cantos como telúricos, con una notable utilización de la voz humana de forma intermitente y percutante, con una palabra, o un grito, que plantean sonoramente un universo entre lo fantástico y lo mítico; también la fotografía del alemán Jörg Widmer es muy apreciable, de tonos hiperrealistas, recordando a veces la pintura de Hopper.
Lástima que esos aciertos formales parciales no se acompasen con lo que se nos narra bastante caóticamente por Millepied, una historia que busca su camino apostando por la libertad de Carmen en un paisaje atrabiliario como el de la frontera entre México y Estados Unidos, incardinando la casi irreconocible historia de Mérimée en el mundo de la inmigración ilegal, adornándola con un romance bastante pillado por los pelos, y con algunos personajes secundarios, como el mentado de Rossy de Palma, que resulta de lo más cargante (y no es culpa de ella, que conste...).
Con el fuego como más bien pedestre elemento simbólico presente casi constantemente en la peli, esta nueva adaptación ultra libérrima del mito de la mujer libre por antonomasia no parece que vaya a pasar a ninguna antología sobre las mejores Carmenes, resultando ser una versión muy distinta del clásico, pero también muy poco afortunada...
Buen trabajo, teniendo en cuenta las limitaciones del propio film, de la actriz y bailarina mexicana Melissa Barrera, a la que ya vimos y disfrutamos en el musical yanqui En un barrio de Nueva York (2021); Paul Mescal, el actor de moda (por Aftersun y Desconocidos, pero también como protagonista de la venidera Gladiator II), hace lo que puede con un personaje con escasos asideros.
(02-08-2024)
116'