La carrera de Javier Maqua es peculiar: hombre de teatro y televisión (realizó varios episodios de la serie Vivir cada día), en 1980 dirigió su primer largo, Tú estás loco, Briones, una marcianada que no tuvo continuidad hasta muchos años después con la adaptación de su propia obra teatral Chevrolet, sobrevalorada inmersión en un submundo de marginación. Ahora, al calor de los éxitos de la comedia española en su variante "fluidos corporales" (Airbag o Año Mariano, con las que comparte a Karra Elejalde como fetiche), acomete una comedia de supuesto humor negro que termina siendo humor marrón: véase el plano con el que se abre el filme, con el futuro fiambre meándose en los zapatos, para colegir cuál va a ser el tono del resto...
Una familia de cuasi subnormales que viven en la Asturias minera, todos al rescoldo de la pensión del patriarca, se echan a temblar cuando éste muere; conciben entonces no certificar su muerte hasta cobrar un crédito pendiente. Con esta sobada excusa argumental, con un guión poblado de lugares comunes y diálogos lamentables, no hay ocasión para la risa ni para la sonrisa, ni siquiera para un mínimo de complicidad con este hatajo de imbéciles.
Maqua, como realizador, confirma sus tendencias teatralizantes, y parece que estamos asistiendo a la función de un grupo aficionado. Para remate de los tomates, como el gobierno de Asturias ha puesto pelas, está hablada casi toda en bable, y se han olvidado los subtítulos; menos mal que no enterarnos de las patochadas que ponen en boca de los actores no supone ningún trauma...
En definitiva, un desastre sin paliativos, una muestra del género de caca, culo, pedo y pis, que cultiva con fruición, digna de mejor causa, parte del cine español. Por cierto, ¿qué pinta el Gobierno Vasco entre los patrocinadores de la película? ¿Será porque al final corren a gorrazos a la Guardia Civil? Hay que joderse...
(05-02-2002)
95'