En 1914 Charles Chaplin empezaba a convertirse en la rutilante estrella que sería en pocos años, y “Fatty” Arbuckle llevaba ya algunos años creciendo en fama y prestigio. Justo en ese año de 1914 la productora Keystone, para la que ambos trabajaban en ese tiempo, los unió en varios cortometrajes, intentando rentabilizar dos de sus estrellas utilizándolas en empeños comunes, lo que hicieron a lo largo de siete filmes, que sin embargo no gozaron de la popularidad que tuvieron en las películas que rodaban por separado. Se puede decir que Chaplin (que aún no había acuñado completamente su personaje del vagabundo Charlot) y Arbuckle (que todavía no había conseguido su resonante éxito con la serie de filmes con Mabel Normand) no llegaron a tener nunca la química que se podía esperar de sus dos talentos; se podría decir, incluso, que fueron un ensayo equivocado de lo que después sería la pareja cómica por excelencia, formada por Stan Laurel y Oliver Hardy, el Gordo y el Flaco.
En Charlot y Fatty en el café nos encontramos con dos individuos, perfectamente trajeados, que viven en un hotel en habitaciones próximas; uno de ellos, canijo y con tendencia a darle al tarro, es sojuzgado permanentemente por una esposa de armas tomar; el otro, gordo como un sollo, pero también con afición a empinar el codo, se las tiene tiesas con su costilla. En un rifirrafe entre ambas parejas, en las que empiezan a pelearse los maridos y terminan enzarzadas en una riña las mujeres, los hombres encuentran el bolso de una de las féminas, bien surtido de dinero, y dan en bebérselo, previo traslado hasta un tugurio (entiéndase en sentido figurado: cuánta pajarita, cuánta levita, cuánto almidón en las camisas...) donde montan un cirio, son expulsados, y finalmente serán perseguidos por las bravías esposas.
Corto que juega fundamentalmente con algunos gags al más puro (y rancio…) estilo “slapstick”, y que usa y abusa de una de las primeras aptitudes que Chaplin-actor explotó en Hollywood (su capacidad para hacer el borracho y las trapisondas que ello conlleva con sus zigzagueos y falta de verticalidad), lo cierto es que Charlot y Fatty en el café no es precisamente uno de los títulos distinguidos de esta efímera (para nuestro bien, y el suyo) pareja cómica.
Charlot y Fatty en el café -
by Enrique Colmena,
Oct 10, 2013
2 /
5 stars
Un gordo y un flaco con poca química
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