En un banco suizo se produce un intento de chantaje. Se trata de varias personas que mantienen una cuenta numerada, cuya identidad puede ser desvelada si el banco en cuestión no paga una considerable suma en diamantes en bruto. Un investigador privado será el encargado de intentar resolver esta complicada situación...
En la Historia del Cine hay un largo capítulo dedicado a los robos más o menos perfectos, y por supuesto a los detectives que tratan de que no se produzcan tales robos. Este es un caso típico de este tipo de cintas. Su objetivo no es otro que entretener al espectador con una historia más o menos ingeniosa y una resolución que esté, a ser posible, a la altura de esa trama. Esa parece ser la intención de esta Conspiración en Suiza, sólo que aquí nos tememos que la historia deja de ser ingeniosa para convertirse en confusa y embarullada, y el detective, lejos de ser un lince, como suele ser habitual en estos casos, más bien parece corto de entendederas, aunque el guión no lo pretenda...
Así las cosas, todo se reduce a contarnos las mil y una formas que hay de atentar contra la vida de un investigador privado que, como es el protagonista de la peli, siempre se salva del acecho de sus perseguidores. Se da entrada también a la consabida historia de amor entre chico y chica, con la particularidad de que la chica resulta ser la mala de la película (¡sí, qué originalidad...!)
Jack Arnold, el director, tiene un lugar de honor en la Historia del Cine por sus estupendas pelis de serie B de terror y aventura de los años cincuenta, con títulos como Vinieron del espacio (1953), La mujer y el monstruo (1954) y, sobre todo, El increíble hombre menguante (1957), un film justamente mítico. Sin embargo aquí, dos décadas después de su mejor época, Arnold no dio en la tecla ni de lejos con esta intriga pesada y más bien aburrida, lejos del universo entre la fantasía y la magia que posibilitó sus mejores films.
Y eso que contó con un reparto más que apañado, con David Janssen al frente del mismo, un actor que gozaba en aquella época de gran popularidad al haber protagonizado durante la década anterior el mítico serial El fugitivo, uno de los grandes éxitos de la televisión de los años sesenta, y además estaban gente tan segura y fiable como John Saxon y Ray Milland, y las bellezas en todo su esplendor de Senta Berger y Elke Sommer, que no eran muy buenas actrices pero, eso sí, lucían excelente palmito.
(06-02-2022)
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