Pelicula:

Suponemos que en la mayoría de los casos quien hace un zurullo de película es consciente de que lo ha hecho, aunque siempre haya ciegos que no quieran ver. Lo que no es tan frecuente es que se haga gala de hacer cine malo, y ese es el caso de Marc Ferrer (Barcelona, 1984), actor, director, guionista, productor, director de fotografía y montador catalán que tiene tras de sí una pequeña filmografía no precisamente brillante. ¡Corten! es su cuarto largometraje (además de algunos cortos), con títulos tan peculiares, por decirlo de alguna manera, como Puta y amada (2018). Pues Ferrer, que se autointerpreta en esta peli, nos cuenta en una entrevista con un supuesto crítico incluida en el film, que cuando un actor es malo, hace mala una película, pero que cuando todos los actores son malos, es ya una cuestión de estilo... También, en otro momento, dice que sus diálogos están mal dichos porque así es como habla la gente, que los interpretados por actores y actrices de verdad parecen falsos... En fin, se ve que, como dice el clásico “hay gente pa’tó”, incluso para creerse que esta concatenación de insensateces tiene “estilo”...

La acción se desarrolla en nuestros días, inicialmente en las oficinas de Películas Inmundas, la productora de la peli que se rueda, que a su vez es también una de las coproductoras de la película de la que hablamos. Marc Ferrer, el director de cine “underground” (ejem...) contempla en un garito “queer” la actuación de una trans y le propone actuar en su próxima película. Sin embargo, esa misma noche esa chica trans es brutalmente asesinada, y la Policía toma cartas en el asunto. Pero los crímenes se van sucediendo, siempre en el entorno de la película que se está rodando...

Tiene dicho Ferrer que su película es un homenaje (a ratos más bien parece parodia...) del “giallo” italiano, el género de terror que directores como Mario Bava, Dario Argento, Lucio Fulci o Umberto Lenzi popularizaron en los años setenta y ochenta, y que periódicamente disfruta de un “aggiornamento” ya muy manierizado. Pero ¡Corten! es cualquier caso menos manierista; hacer del cutrerío un estilo tiene estas cosas, aparte de que, nos tememos, Ferrer hace aquí de la necesidad virtud, y ya que parece evidente que es incapaz de filmar cine medianamente bueno con pocos medios, ha decidido hacerlo rematadamente malo y presumir de ello, como si esa circunstancia mejorara en algo el resultado final...

En una penosa clave de metaficción, plagada de referencias metacinematográficas, con un tono amateur como de película de Super 8 de hace 40 años, con una planificación, encuadre y montaje zarrapastrosos, más unos diálogos imposibles a fuer de malos, que parecen improvisados sobre una idea esbozada por el director, ¡Corten! tiene como escasas bazas a su favor su total falta de vergüenza, el consciente desparpajo de ser un truño de película y hasta sentirse orgullosa de ello, sin tomarse nunca en serio a sí misma, aunque el permanente acartonamiento de la trama, de los intérpretes, de la planificación, no permita demasiada indulgencia en el espectador.

En algún momento pudiera parecer que, además de al “giallo” (en clave “queer” o marica, como se encargan de repetir las gacetillas), la peli intenta un cierto homenaje a la movida madrileña, con actuaciones de intérpretes trans que se nos dan enteritas, sin ahorrarse ni un estribillo, probablemente como pago en especie por su participación en el film como actrices sobrevenidas. Con respecto al tributo al “giallo”, es cierto que este no fue nunca un género precisamente exquisito, pero este homenaje o a ratos parodia hace que, por comparación, el original sea infinitamente estiloso...

En el tema sexual, lógico en un film que se reputa a sí mismo como “queer”, lo cierto es que apuesta descaradamente por el “softcore”, por la simulación, sin llegar mucho más allá, aunque parece evidente que su intención no es la de provocar sino, en todo caso, la de divertir (aunque esto rara vez lo consigue, es cierto...). Hay, como cabría esperar, una cierta pansexualidad, donde todos van contra todos, pero tampoco es que se lo curren demasiado (eso tampoco...).

Estamos entonces ante una caricatura, parodia, casi una sátira no voluntaria, aunque no precisamente sobrada de gracia, con unos actores y actrices realmente pencos, entre los que la única que destaca es la trans conocida (y así acreditada) como La prohibida, que le da sopas con honda a todos los demás.

Filmin, que ha coproducido el film junto a Películas Inmundas, nos parece que ha apoyado la película por una pura cuestión de presupuesto: con un coste de 20.000 euros, la por lo demás estupenda plataforma catalana que ofrece un catálogo de cine realmente formidable, probablemente se habrá planteado colaborar en la producción por costar, casi literalmente, tres perras gordas, para los estándares habituales de costos en España. Quizá habría que replantearse seriamente si, aunque cueste dos reales, merece la pena apoyar un film que por su clave “queer” podríamos denominar una película petarda, pero que en realidad, nos tememos, de lo que se trata es de un petardo de película...

(03-08-2021)


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78'

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¡Corten! - by , Nov 21, 2021
1 / 5 stars
Una película petarda... o un petardo de película