Parece que Álex de la Iglesia, en otro tiempo un firme bastión del cine español de los noventa, ha perdido el rumbo en este proceloso siglo XXI de rascacielos derrumbados y guerras sin sentido (si es que hay alguna que lo tenga...). Tras el fiasco que resultó ser su anterior filme, 800 balas, con este Crimen ferpecto de disléxico título no se puede decir que mejore, sino que más bien empeora.
Pretende hacer una comedia negra, negrísima, pero lo que le sale es su evidente aversión por la perfección o por la normalidad: y, en efecto, en eso está en buen camino, porque ésta es su peor película, la más imperfecta y anormal, en el mal sentido del término (hay quien encuentra buen sentido en la anormalidad, pero para eso están los psiquiatras, que tienen que ganarse también la vida). Veamos: jefe de sección de unos grandes almacenes (evidente trasunto de los grandes almacenes españoles por excelencia... aunque por el nombre parezcan ingleses), que gusta de lo perfecto y lo exquisito, se encontrará inmerso en una pesadilla cuando es sobrepasado en su carrera hacia la jefatura de planta por un veterano vendedor, con peluquín y gustos homófilos. Las desgracias se suceden: mata a su rival en un enfrentamiento accidental, lo descubre la fea de la planta (de El Corte Inglés entero, para ser más exactos...), enamorada de él en secreto, quien le chantajea a partir de entonces haciéndole su marido y estrangulando sus ansias de perfección. Entonces es cuando el esposo aplastado por la mujer espantosa y la rutina de la mediocridad da en concebir el crimen ferpecto, digo perfecto, con la ayuda más bien improbable del fantasma de su rival muerto. Todo esto, que contado parece resultón, en pantalla queda lastimoso, con subrayados tan evidentes que hacen añorar la también tendencia feísta, pero tan cinematográfica, de anteriores empeños de De la Iglesia, tales como Acción mutante o El día de la bestia.
Queda entonces un regusto por el chafarrinón, con ese Luis Varela (por lo demás, lo mejor de la película, un actor como la copa de un pino que hace pequeños a todos sus compañeros de reparto) en plan espectro con la cabeza hendida por el cuchillo carnicero y con color verde zombi, o ese Guillermo Toledo que es un error de "casting" evidente, porque nadie puede creerse que este actor (por lo demás de los más interesantes de su generación), con su barba rala y habitual aspecto de "homeless", sea el vendedor pluscuamperfecto por el que se le pretende hacer pasar. Hay una radiografía tan cruel de la familia española que habrá que pensar que la ídem del director debió ser la familia Monster, o quizá la de Charles Manson, para haber dejado un tan amargo recuerdo en su vástago; pues nada, que se psicoanalice: sale bastante más barato que rodar una película, y a los demás nos ahorrará hora y media larga de aburrimiento...
Crimen ferpecto -
by Enrique Colmena,
Oct 27, 2004
1 /
5 stars
Camino de imperfección
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