Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS
DISPONIBLE EN FILMIN Y PRIME VIDEO

El mundo de la Semana Santa permite, evidentemente, muchas lecturas. La que afronta Jesús Pascual, como director y guionista de esta ¡Dolores guapa! (así, sin la coma vocativa que parece estar pidiendo a gritos, pero respetaremos el título de crédito tal como aparece en pantalla...), es una mirada realizada exclusivamente desde una perspectiva homosexual, en concreto gay, dando la palabra al amplio colectivo LGTBI que desde hace décadas forma parte, codo con codo, con el resto de los hermanos de las cofradías.

La película se abre y se cierra con la intervención de Antonio, un viejecito de 88 años, muy deteriorado físicamente, que nos cuenta su vida de “mariquita” (el término benévolo con el que se conocía hace medio siglo a los gais), y nos habla de su apodo, la Palomita de San Gil, porque iba siempre vestida de blanco; lo de “San Gil”, para los no iniciados en la Semana Santa sevillana, se refiere específicamente a la cofradía de la Macarena, siendo el barrio por antonomasia de la hermandad. De todos los que aparecerán en pantalla, se ve que Pascual es al que le tiene mayor cariño: Antonio, esa Palomita de San Gil, debió ser quien peor lo pasó cuando ser maricón, como se decía insultantemente en la época (hasta que el colectivo, en un inteligente movimiento, se apropió del término, desactivándolo de su carga injuriosa), era lo peor que se podía ser en la vida. De hecho, Pascual le dedica la película a la memoria de este Antonio que no llegó a verse en pantalla, al fallecer antes de su estreno.

Pero hay otros muchos que aparecen en el documental, siempre perfectamente identificados, con su nombre de pila, su edad, su ocupación y la cofradía a la que pertenecen. Pascual opta por el eclecticismo en las apariciones de personas que hablan sobre su experiencia, sobre sus vivencias en la hermandad, desde el profesor universitario que diserta con tino sobre lo que ha supuesto para él el fenómeno de la Semana Santa, hasta la chica absolutamente entregada a su Virgen de los Dolores de la cofradía del Cerro del Águila, una de las populares de entre las más recientes llegadas a la Carrera Oficial, una entrega la de esta chica que la hace decir que quiere a su Virgen igual que a su madre, porque cuando su progenitora ya no esté, siempre tendrá a su Virgen: fe, entonces, fe absoluta como escudo inexpugnable contra todo y contra todos. Habrá lugar también para las posturas mucho más frías con respecto a la Semana Santa sevillana, como el intelectual cuarentón moderno, intelectual, reflexivo, que habla de la ciudad en la que todo puede convivir, y del fenómeno de las cofradías en la calle como un fenómeno que busca, sobre todo, la belleza.

Otra de las posturas que se ofrece es la de aquellos que se han acercado a la Semana Santa como un fenómeno fundamentalmente de representación artística, una mirada bohemia, de izquierdas, que teoriza sobre la relación de las cofradías en la calle con el teatro y el espectáculo, y que hablan también del factor igualitario de la Semana Santa, en la que son iguales el rojo y el facha, el hetero y el maricón.

Se suceden las intervenciones en pantalla, huyendo Pascual del formato de entrevista, aunque evidentemente hay cuestiones previamente planteadas fuera de cámara. Las visiones serán variopintas, aunque, teniendo en cuenta que las personas que aparecen en pantalla son casi todos miembros de hermandades, abundan inevitablemente las que tienen una mirada cercana, cómplice, al fenómeno del que ellos mismos participan, aunque con frecuencia lo hacen desde posturas de religiosidad popular, casi nunca dentro de los parámetros digamos “oficiales”, ortodoxas, de la Iglesia Católica, lo que por lo demás parece lógico.

Y es que la tesis que se va conformando a lo largo del film, y de la que Pascual se hace eco a través de las palabras de sus entrevistados, es que las hermandades en Sevilla, ahora, pero también hace cuarenta o cincuenta años, supusieron para los entonces llamados “mariquitas” y hoy personas gais o del colectivo LGTBI, un lugar seguro, un resguardo a cubierto de los estigmas que la sociedad, antes más a las claras, ahora bajo otros disfraces, lanzaba contra las personas de esa orientación sexual. Y ello en contraposición con la postura mucho más intolerante de la Iglesia Católica a la que, al menos formalmente, pertenecen las hermandades. Así, la tesis que nos parece se puede extraer (entre otras) de este sin duda interesante y singular documental, es que las hermandades, bien por interés (les convenía, obviamente, contar con la “especial sensibilidad” a la que hacen alusión algunos de los entrevistados, a la hora de vestir a los santos o de preparar los ornamentos florales, tan importantes ambos en el fenómeno de las cofradías en las calles), bien por una caridad bien entendida, siempre han sido, y siguen siendo, un espacio de libertad en el que prima la tolerancia, siempre que una actitud pública excesiva no ponga a la junta de la hermandad en un aprieto ante sus superiores de la jerarquía eclesial. En este sentido, dos historiadores de arte que intervienen, también miembros del colectivo, teorizan sobre por qué en las cofradías sevillana abundan los gais, y vienen a decir que las inseguridades de muchos de ellos (de los que vemos algunos ejemplos de infancias atroces, con actos de “bullying” incluidos) se evaporaron cuando se dieron cuenta de que en la hermandad había otros muchos como ellos, y eso los afianzó en su propia personalidad, les dio la seguridad de la que hasta entonces carecían, encontrándose en un microcosmos protector que fue para ellos como el descubrimiento de otro mundo en el que poder resguardarse.

Pascual opta por filmar frecuentemente a sus entrevistados en primeros planos, a veces incluso primerísimos planos, en los que estudia y escruta las emociones que a veces afloran a sus rostros, emociones por lo que suponen para ellos las imágenes de las cofradías, el momento mágico de verlas en la calle, el conjunto armónico, que puede devenir en místico, del paso del Cristo o de palio, el movimiento majestuoso de los costaleros, el olor a azahar e incienso, la música que lo inunda todo, una comunión de sentimientos, una fiesta para los cinco sentidos.

Pero no busca la película el misticismo religioso a todo trance, sino que es uno más de los muchos elementos del film, que permite diversas perspectivas, aunque generalmente desde parámetros realistas, muy apegados a la realidad, incluso costumbristas.

Gusta que Pascual dé la palabra siempre a sus invitados, que no genere discursos propios (aunque, evidentemente, existan, de forma implícita). Algunos intertítulos que de vez en cuando se insertan en el film aportan cierta ironía que resulta refrescante, aunque para los no iniciados también puedan resultar un tanto abstrusos. También usa de grabaciones antiguas, quizá de Super-8 o vídeo-8 (el “aspect-ratio” 1:1 así parece certificarlo), de imágenes de la Semana Santa de las últimas décadas del siglo XX, que aportan una mirada “vintage” a lo que se nos cuenta, un contrapunto de iconografía audiovisual popular ochentera.

En el apartado menos positivo, nos parece que ¡Dolores guapa! es un film demasiado largo; se entiende que el director no haya querido dejar fuera algunos de los muchos testimonios, todos en general interesantes, de los que se han prestado a intervenir en el documental, pero una labor de moderada poda dentro de cada uno de ellos podría haber hecho la cinta más amena y menos reiterativa, “pecado” (ya que estamos con temas religiosos, aunque sea de religiosidad popular) que ciertamente en cine es mortal, no precisamente venial...

Por supuesto, son peros menores, porque ¡Dolores guapa! nos parece, sin duda, un singular documento sobre una realidad generalmente poco conocida, la importante presencia del colectivo LGTBI dentro de las hermandades sevillanas, y cómo esa presencia ha sido determinante tanto en el propio devenir de las cofradías como en las vidas de esas personas que encontraron en el seno de estas congregaciones de religiosidad popular su lugar en el mundo.

(26-03-2024)


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109'

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¡Dolores guapa! - by , Mar 26, 2024
3 / 5 stars
Un microcosmos protector