El Álamo

Cuando John Wayne era ya todo un mito como actor, fundamentalmente por un puñado de obras maestras de John Ford (La diligencia, El hombre tranquilo, Centauros del desierto), pero también de Howard Hawks (Río Rojo, Río Bravo), casi siempre dentro del género del western, debutó en la dirección cinematográfica con este más bien indigesto panfleto patriotero y ultraamericanista, la traslación a la gran pantalla de una de las escasas epopeyas de la sociedad yanqui, la defensa numantina del fuerte de El Álamo durante la guerra que Estados Unidos contendió en el siglo XIX contra México por el control de Texas.

Este verídico hecho histórico es tomado como pretexto por Wayne para montar una hagiografía, una auténtica vida de (aguerridos) santos, sobre los héroes que bravamente resistieron contra toda esperanza, durante 13 días, en el enclave, suponiendo finalmente una gesta decisiva en la resolución de la guerra contra los aztecas. La diferencia de fuerzas, solo 135 hombres en el fuerte de El Álamo contra los más de 7000 soldados mexicanos, hizo aún más legendaria la hazaña de aquel puñado de texanos. Desde entonces, los nombres de David Crockett, Jim Bowie y William Travis, que lideraron la resistencia al asedio y murieron en el mismo, forman parte del devocionario laico norteamericano.

Teniendo en cuenta que John Wayne como director era tirando a ramplón, por no decir mediocre, lo mejor de la película, a qué dudarlo, sería la épica música del gran Dimitri Tiomkin (no deja de ser chocante que la banda sonora de esta epopeya americana estuviera compuesta por un ruso…), así como la carismática presencia del propio Wayne, un actor de un único registro, pero qué registro, y que además de dirigir, también coprodujo, confirmando con ello su implicación total en el proyecto; y secundarios de lujo como Richard Widmark, Laurence Harvey o Richard Boone.

En el siglo XXI se hizo una nueva versión, El Álamo: La leyenda (2004), con dirección de John Lee Hancock, que hizo buena a la película de John Wayne, con lo que está todo dicho…