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Christopher Nolan se está revelando como uno de los cineastas de mayor talento que ha dado este siglo XXI: desde su iniciática y memorable Memento a esta tercera parte de su trilogía sobre Batman, el cineasta inglés nos ha dado un puñado de obras interesantes; unas más que otras, es cierto, pero todas con un nivel claramente superior a la media del cine norteamericano moderno.


Además, con Batman begins, pero sobre todo con su anterior El Caballero Oscuro, Nolan consiguió algo que hasta entonces había estado vedado para los cómix llevados al cine, hacer que las aventuras de los superhéroes en leotardos estuvieran mucho más dirigidas a públicos adultos (y no sólo en edad: sobre todo en cacumen) que a los habituales de mocosos y mozalbetes. En especial con ese segundo capítulo de la trilogía que ahora se cierra, Nolan llevó el cine basado en cómix a una cima nunca antes alcanzada, aunque hay que reconocer que un año después, en 2009, otro título, esta vez dirigido por Zack Snyder, Watchmen, igualó esa superlativa estatura.


El Caballero Oscuro. La leyenda renace (título español bastante pedestre, es cierto) baja un peldaño con respecto a su anterior e insuperable escalón de la tríada batmaniana, pero no por ello es un filme exento de interés, ni mucho menos. De hecho, tiene cosas extraordinarias, como la creación de un nuevo villano, Bane, de pavorosa apariencia, que pareciera un cruce entre Hannibal Lecter (esa máscara que recuerda al bozal con el que intentan evitar en El silencio de los corderos sus mordiscos de refinado caníbal) y la bestia de Hulk (aunque en este caso sin ponerse verde…), aunque es cierto que, puestos a comparar, nos quedamos con el espléndido Joker que hizo Heath Ledger para el segundo capítulo de la trilogía nolaniana sobre Batman.


La historia también tiene su enjundia, con el superhéroe, ahora un hombre ya maduro y derrengado física, pero sobre todo moralmente por su última aventura, en la que perdió el afecto de la ciudadanía de Gotham para que ésta pudiera sobrevivir, pero sobre todo perdió su único, auténtico amor (no hablamos de Robin, no sean malpensados…). El regreso del Hombre Murciélago tendrá algo de penoso en sus menguadas condiciones físicas, y su propia invulnerabilidad de superhéroe se hace añicos en la trama, en un descenso a los infiernos de cuyo agujero sólo podrá salir, literalmente, cuando se dé cuenta de que el miedo puede ser un estímulo inmejorable.


Filmada con la clase que ya le conocemos a Nolan, quien es, con toda seguridad, uno de los cineastas con más estilo de los surgidos desde comienzos de este siglo, el tercer capítulo de la trilogía se define pronto como un brillantísimo espectáculo en absoluto exento de complejidad dramática, estética, filosófica, existencial. Algunos desajustes en el guión hacen que no consiga la altura casi sobrenatural de El Caballero Oscuro, pero el conjunto es muy notable, y el hecho de que se cierre la serie con esta última entrega no deja de ser otro acierto, algo inaudito en la desalmada (en cuanto a que carece de alma) industria del cine yanqui, que ya sabemos que cuando encuentra una ubre ubérrima (lo siento, no me he podido resistir al casi trabalenguas…) no la suelta hasta desecarla por completo. Sin embargo, el que Nolan se haya autoimpuesto cerrar la franquicia a pesar de que (como así está siendo) su nuevo Batman esté reventando las taquillas, no deja de ser una muestra de clarividencia mental ajena a la lógica de los mercados.


Claro que igual Hollywood no está por la labor de soltar esta mina de oro, y con Nolan o (más bien) sin él, en el futuro haya otras nuevas entregas. No sé por qué, pero me parece que no van a alcanzar el tono, la clase, la altura intelectual, de esta trilogía que ya podemos llamar prodigiosa.



El Caballero Oscuro. La leyenda renace - by , Jul 27, 2017
3 / 5 stars
El héroe adulto