El cuarto hombre

Phil Karlson (Chicago, 1908 – Los Ángeles, 1985) fue un cineasta norteamericano que no gozó de excesivo predicamento, aunque lo cierto es que durante los años cuarenta y, sobre todo, cincuenta, consiguió varios films de interés, en especial en el género del western y también en el thriller, aunque siempre en un tono menor, como de serie B. En el primero de ellos conseguiría destacar con películas como Senderos de guerra (1950) y El salario de la violencia (1958), y en el segundo presentaría también buenos títulos como Calle River 99 (1953), El imperio del terror (1955) y, sobre todo, este muy entonado El cuarto hombre.

La acción se desarrolla en el momento de su producción, en los años cincuenta. En una ciudad norteamericana se comete un robo contra un furgón blindado de recogida de fondos de un banco. Tres hombres con máscara lo perpetran, pero el uso de una furgoneta igual a la de un repartidor (expresidiario rehabilitado) de una floristería hace que la Policía detenga a este, que no tiene idea de lo que ha ocurrido. Consigue escapar y enterarse de que los atracadores se reunirán en Tijuana, México, y hacia allí se encamina...

El cuarto hombre (lamentable título en España, evidentemente seguidista del entonces muy famoso El tercer hombre, de Carol Reed) es un percutante thriller muy impregnado de esa atmósfera turbia del cine negro, aunque para la ocasión la trama, más que en su habitual paisaje urbano yanqui, se desarrolle en buena parte, a partir de la mitad del metraje, en un país hispanoamericano, México, aunque también se rodó en parte en Guatemala.

El hecho de que el personaje central, el protagonista, sea un exconvicto, le confiere un tono distinto, alejado del habitual film centrado en agentes de policía, que aquí no solo son personajes secundarios, sino que incluso el antagonista, el villano al mando, también lo es. Con una historia potente y una realización muy expeditiva, que cargaba notablemente la mano en la violencia (algo muy poco frecuente en la época), El cuarto hombre pasa por ser, con poco margen para el error, una de las mejores, si no la mejor, de las películas de Phil Karlson, antes de que en los años sesenta llegara su decadencia y, con ello, tuviera que plegarse a hacer cine para las nuevas estrellas emergentes, como Elvis Presley en Piso de lona (1962), de todas formas una de las más entonadas películas del llamado “El Rey”.

Entre los intérpretes, además de John Payne, que siempre fue más bien soso, destacan tres villanos que pasando el tiempo serían de los mejores en esa función, Lee Van Cleef, Neville Brand y Jack Elam, tres rostros peculiares que harían historia, aunque fuera historia en do menor...

(13-01-2020)