CRITICALIA CLÁSICOS
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Es curioso que dos autores tan dispares en estilos, temáticas y épocas históricas, como fueron William Shakespeare y Agatha Christie, coincidan en ser considerados los dos escritores más vendidos y leídos de la historia, dejando aparte la Biblia, The Holy Bible, obviamente por su contenido religioso que lo lleva a ser estudiado, leído o invocado por millones de personas a diario. En el caso de la escritora inglesa, es evidente que el género que cultivó con tanta maestría, facilitaba que su lectura resultara entretenida, asequible y capaz de enganchar con sus intrigas y misterios (e insólitas resoluciones) a todo tipo de públicos.
Apodada como la Dama del Misterio o la Reina del Crimen, Agatha (1890 - 1978) tuvo dos grandes pilares entre sus innumerables personajes: el detective belga Hércules Poirot, que al alcanzar la fama viaja o es solicitado desde distintos lugares, y como contraste la señorita Marple, Miss Jane Marple, una dama ya entrada en años, soltera, y que vive en un ficticio y bucólico pueblecito, St. Mary Mead, en la campiña inglesa. Chismosa y alegremente entrometida, es capaz de resolver sin aspavientos cualquier misterio. Presente en 13 novelas y numerosos relatos, ella es quién protagoniza El espejo se rajó de parte a parte, en 1962, base del film que hoy nos ocupa.
En nuestro film Miss Marple es Angela Lansbury, aunque un personaje tan goloso ha tenido casi una docena de actrices (como Helen Hayes), pero la más veterana fue Margaret Rutherford, que ya en los años sesenta -casi recién creado el personaje- rodó cuatro episodios en B/N basados o inspirados en novelas de Marple, demostrando también su valía interpretativa en cintas importantes como Campanadas a medianoche, el puzle chespiriano que rodó Orson Welles en España, o en La condesa de Hong-Kong, la última película del genio Charles Chaplin. Y no olvidemos que cuando Lansbury hace la cinta que comentamos ya tiene una amplia carrera, pero le falta aún un pilar indispensable para su popularidad: la serie televisiva de Se ha escrito un crimen, que de 1984 hasta 1996 llegó a tener cerca de 250 episodios, y es todavía visible en cadenas de televisión.
El espejo roto se fecha en 1980 y sigue con fidelidad el argumento del libro. Al pueblecito ya citado, con el alegre ambiente habitual de niños jugando, chicos haciendo carreras de sacos, marciales bandas de música... llega un equipo de cine para rodar secuencias sobre la vida de María Estuardo, y de forma inesperada, durante la recepción de bienvenida, alguien quiere envenenar a su protagonista Marina Gray, matando por error a una jovencita invitada. Miss Marple y su sobrino (que es el inspector Cracklock, de Scotland Yard), buscan al culpable, en el típico "whodunit" de toda intriga que se precie. En medio del conflicto vamos conociendo a los protagonistas: el director del film, Jason Rudd (Rock Hudson, en uno de sus mejores trabajos), su esposa Marina (Elizabeth Taylor) y el productor Mr. Brewster y su esposa Lola, también actriz (Kim Novak), que odia a Marina (y viceversa).
Con una fotografía luminosa y apastelada, la peli avanza (con gran habilidad del guión) dando a conocer a tantos personajes, pero siempre sin perder el hilo de la imperturbable -y sagaz- Miss Jane. Poco a poco la trama se encrespa, los chismorreos tensan el ambiente y -a pesar de tantos nombres famosos- los protagonistas son indudablemente el matrimonio Rudd. Porque a este film se le podría aplicar aquel eslogan que en los años treinta y cuarenta del Hollywood dorado adoptaron algunas productoras: "Más estrellas que en el cielo", repetido luego muchos años después (a finales de los ochenta del siglo XX) como título de un programa del ínclito y mitómano Terenci Moix en TVE, gran admirador de la época más glamurosa de la meca del cine.
Así, El espejo roto, para arropar la bien llevada y entretenida trama - y a la propia Angela Lansbury-, nos pone en pantalla -además de a Rock Hudson y la Taylor- a otros famosos como Tony Curtis, como Edward Fox, la ya citada Kim Novak, a Geraldine Chaplin, Carolyn Pickles, Anthony Steel, y en un cameo no acreditado al mismísimo Pierce Brosnan cantando una canción... El resultado es una cinta comercial, entretenida, ingenua hoy día (en el que imperan argumentos complicados y sorpresivos), con algunos detalles poco explicados pero siempre manteniendo atento al espectador.
Y como orquestador de todo ello tenemos a Guy Hamilton (1922-2016), un director Pata Negra en la etapa fundacional de la saga de alguien también tan británico como Bond, James Bond. Él fue el responsable de cuatro títulos: James Bond contra Goldfinger, Diamantes para la eternidad -con el icónico Sean Connery- y Vive y deja morir y El hombre de la pistola de oro, ya con Roger Moore. Además podríamos destacar también La batalla de Inglaterra, cinta bélica de la Segunda Guerra Mundial, rodada en buena parte de su metraje en tierras andaluzas, en la base aérea de Tablada (Sevilla), en cuya filmación precisamente estuvo presente varios días quien escribe estas líneas. Todas estas cintas fueron antes de la que hemos comentado, pero Hamilton volvió pronto, en 1982, al universo de la Dama del Misterio con el rodaje de Muerte bajo el sol, aunque esta vez no sería Miss Marple sino Hércules Poirot (notablemente interpretado por Peter Ustinov) quien cerraría el dueto de la también apodada la Reina del crimen. Y ya por último señalar que Angela Lansbury solo incorporó a Jane Marple en nuestra película de hoy, sin llegar a repetir nunca su personaje...
(02-03-2025)
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