Pelicula:

CINE EN SALAS


[La Filmoteca de Andalucía, en su sede del cine Cervantes de Sevilla, programa hoy 17de Febrero, dentro de su ciclo "Un arte de la luz", esta película de Víctor Erice, cuya crítica recuperamos con tal motivo]

En 1973 Víctor Erice (Valle de Carranza, Vizcaya, 1940) conmociona el átono panorama cinematográfico español de la época con una película, El espíritu de la colmena, su primer largometraje en solitario tras la experiencia compartida (y no muy felizmente...) del film de episodios Los desafíos (1969). Rodeada de una fuerte polémica en el Festival de San Sebastián, donde se presenta y consigue la preciada Concha de Oro, se convierte enseguida, sin embargo, en un clásico de nuestro cine al que hay que volver siempre para encontrar la maestría de uno de nuestros cineastas más personales y, a la vez, más dosificados, a razón de una película por década, aunque en los últimos tiempos incluso se ha ensanchado ese lapso de tiempo entre film y film.

De hecho, tras aquella primera película en solitario, El espíritu de la colmena (1973), solo ha hecho tres films más: El sur (1983), bellísimo canto elegíaco sobre la infancia, la adolescencia y el tiempo irrecuperable, en el lóbrego contexto de la postguerra española, que tuvo graves problemas de producción, que impidieron que se terminara conforme al guion previsto, no obstante lo cual resultó ser una esplendorosa a la vez que recóndita introspección en clave lírica en el negro período que sucedió al no menos tenebroso tiempo de nuestra Guerra (in)Civil; El sol del membrillo (1992), a vueltas con el proceso de la creación artística, un documental sobre la ejecución de un lienzo en el que se está representando la efigie de un árbol del membrillo por parte del pintor realista (o incluso hiperrealista) Antonio López, un film quizá sobre la imposibilidad de que la obra de arte pueda acabarse nunca, sobre todo si intenta reproducir, desde el genio creativo, una realidad en constante mutación; tras éste, Erice estuvo implicado a finales del siglo XX en la preproducción, con guion propio, de la adaptación de El embrujo de Shanghái, sobre la novela de Juan Marsé, que finalmente, por discrepancias con la productora, dirigiría Fernando Trueba con otro libreto cinematográfico; la carrera de Erice se cierra, por ahora, con su reciente y notable Cerrar los ojos (2023), film criptoautobiográfico, donde precisamente no es difícil rastrear las huellas de esa versión frustrada del texto de Marsé y otras referencias veladas a su agitada carrera creativa.

El espíritu de la colmena se desarrolla en España, durante los años de la primera (y especialmente dura) postguerra. Dos niñas, Isabel y Ana, de 8 y 6 años, respectivamente, viven con sus padres en una mansión llena de recuerdos, en un pueblecito de la Castilla milenaria (el film está rodado concretamente en Hoyuelos, en la provincia de Segovia). La visión por parte de las dos crías de una película, El doctor Frankenstein (1931), las marca profundamente, en especial a la pequeña, que pregunta constantemente a su hermana sobre el monstruo que interpretaba Boris Karloff, que la mayor afirma que existe realmente. En su pequeño mundo infantil se mezclará, a partir de entonces, el monstruo imaginado por Mary W. Shelley con la realidad lacerante de una España aherrojada por el ominoso régimen franquista que recién empezaba su largo dominio de cuarenta años, un larguísimo dominio que sumiría al país en un estado de postración económica, social, cultural y de falta de libertades y derechos civiles.

Hermosamente fotografiada por Luis Cuadrado, con una melancólica música de Luis de Pablo (habitual compositor en aquella época de las cintas de Carlos Saura), con guión del propio Erice y del crítico Ángel Fernández Santos (uno de los críticos más exquisitos de la segunda mitad del siglo XX), la película no habría sido la misma sin el mimo y el rigor de la producción de Elías Querejeta, al que el cine español debe tanto, aunque es cierto que, en El sur, nos escamoteó esa segunda parte que ya nunca se filmará, quizá el trasunto camuflado de esa obra inacabada que sería el tema de la posterior El sol del membrillo.

Ana Torrent, con solo siete años, maravilló al público y a la crítica, los ojos infantiles más expresivos desde los del Pablito Calvo de Marcelino pan y vino. Lástima que esa capacidad expresiva, esa rara facultad para transmitir emociones calladamente, no se haya mantenido cuando la actriz ha llegado a la edad adulta: Torrent es una buena actriz, sin duda, pero carece de aquel hálito mágico de ella misma cuando no levantaba un palmo del suelo. Tras ella (porque todos quedan detrás de la pequeña Ana en su prodigiosa interpretación puramente intuitiva) la sigue bien un apreciable elenco de intérpretes de la época, desde el gran Fernando Fernán-Gómez a esa esfinge de belleza inalcanzable que fue la también modelo Teresa Gimpera, o, en papeles secundarios, la gran Laly Soldevila, el director Miguel Picazo, en uno de esos papeles que le gustaba hacer de vez en cuando, y un actor de reparto de larguísimo recorrido (empezó a rodar en 1963, y en este 2025 aún está en activo...), Juan Margallo.

(17-02-2025)



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98'

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El espíritu de la colmena - by , Feb 17, 2025
4 / 5 stars
La España aherrojada