La directora italiana Liliana Cavani es una de las pocas mujeres realizadoras de fama internacional. Sin embargo, tras una primera etapa (años sesenta y primeros setenta) en la que tuvo un amplio reconocimiento de su obra por parte de la crítica mundial, con películas como Galileo o Milarepa, pronto cayó en desgracia con productos ciertamente facilones, en los que la búsqueda de los elementos escandalosos era lo sustancial, en detrimento del tema escogido y de su adecuado desarrollo.
Así ocurrió con las nefastas La piel o Berlín interior, y su tono intelectualoide y erotizante tampoco ayudó a las irregulares Más allá del bien y del mal y Detrás de la puerta. Sin embargo, en Liliana Cavani hay un talento menospreciado y desaprovechado por la propia realizadora. El portero de noche es un buen ejemplo de sus cualidades y, a la vez, de sus limitaciones. Crónica de la tormentosa relación entre un antiguo torturador nazi y su víctima, ahora burguesa biempensante, que se encuentran pasados los años y reviven sus amores sadomasoquistas, tiene una turbulenta fuerza interior que es su mejor baza. Sin embargo, una realización en exceso efectista, empeñada en “epateur le bourgeoise” a toda costa, malogra parcialmente lo que podría haber sido una obra maestra.
Con todo, es un filme justamente mítico que hay que ver. A la aureola de mito no fue ajena la interpretación de Dirk Bogarde y Charlotte Rampling, la pareja protagonista, que dieron una lección magistral de ductilidad y matices, en personajes tan turbios como escabrosos. Si en su momento El portero de noche obtuvo excelentes críticas fue debido en gran parte al soberbio trabajo de estos actores. Posteriores revisiones de la obra de Cavani han puesto cada cosa en su sitio.
(30-03-2008)
110'