El sueño de Arizona

El director yugoslavo Emir Kusturica se dio a conocer a través de los festivales de cine que le premiaron algunas de sus obras y así nos llegaron por el conducto de las salas especiales y en versión original subtitulada. Conocimos películas tan interesantes e importantes como Papá está en viaje de negocios o El tiempo de los gitanos, donde nos transmitía parte de la realidad de su país, de sus gentes, de sus costumbres de alguna manera exóticas para nosotros y que nos parecían interesantes.

Ahora Emir Kusturica ha hecho como sus compañeros futbolistas serbios, ha emigrado. Y lo ha hecho a Norteamérica donde ha encontrado alguien que produzca su primera película americana. Para ello nos cuenta una historia de un joven que es llamado por su tío para que sea padrino de su boda y se quede con él en el negocio de la venta de coches. Pero por medio se cruza una viuda, que ha matado a su marido de tres disparos y que ve en él el último tren que tomar en su vida.

La película tiene una base onírica. Cada personaje tiene un sueño a alcanzar. El de Leo es lograr la luna a través de una gran torre de coches. Todos están un poco locos. La viuda sueña con poder volar. Hay otro personaje que sueña con ser actor. Pero para que unos sueños se produzcan han de morir otros.

Los personajes parecen sacados del más dramático teatro americano a juzgar por sus reacciones, pero Kusturica rompe el fuego introduciendo escenas surrealistas, como ese pez que vuela, como todo un símbolo de la pura contradicción que es la película. Kusturica ha querido seguir haciendo cine en América como lo hacía en su país y pensamos que se ha equivocado en esta ocasión, con un guión que se hace reiterativo, que rellena de imágenes y secuencias que no hacen más que alargar y lastrar la película en demasía, lo que hace que su film sea una amalgama de muchas cosas, con instantes poéticos y otros dramáticos o trágicos, pero que no logra llenar al espectador.

Pese a ello tiene un correcto trabajo de los actores y una bella fotografía y logró el Oso de Plata en el Festival de Berlín y el Premio Especial del Jurado.