El caso del cineasta nipón Takeshi Kitano es curioso: ensalzado desde hace varios años por un sector "exquisito" de la crítica occidental, goza de un predicamento y un prestigio que, a la vista de su cine, se hace difícil entender. En España se han visto, de forma más o menos irregular, Sonatine, Hana-bi (Flores de fuego), ambos títulos inscribibles en el cine negro a la japonesa, y ahora este El verano de Kikujiro, que podemos etiquetar como comedia dramática con niño.
No se entiende, ciertamente, el porqué de la fama de este director, guionista y actor (en esta última faceta aparece siempre acreditado como Beat Takeshi), cuyo cine estático, naïf y generalmente elemental apenas si aporta nada al espectador. En este caso se cuenta el viaje, aproximadamente iniciático, de un hijo de madre soltera que busca a su padre, acompañado de un pigmalión que resulta ser un botarate deslenguado, arrogante y estúpido, un cabezahueca que, sin embargo, llegará a hacer buenas migas con el pequeño y terminará haciéndole inolvidable aquel verano de desengaños y experiencias nuevas.
Ahí termina todo el interés de esta demasiado larga película, cuya última media hora es manifiestamente prescindible, o al menos recortable a su mínima expresión, la última obra de un cineasta sobrevalorado al que, inopinadamente, los popes de la crítica europea han alzado hasta un pedestal de oropel que le viene grande.
El verano de Kikujiro -
by Enrique Colmena,
Jan 01, 2000
1 /
5 stars
Naïf y sobrevalorado
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