El director de títulos tan notables como El viaje de Chihiro (2001), con el que ganó el Oscar, o La princesa Mononoke (1997), a sus 73 años, Hayao Miyazaki ha decidido despedirse con El viento se levanta (2013), ya que según declaró en la Mostra de Cine de Venecia deja de hacer cine de animación. Tras pasar por los festivales de Venecia, San Sebastián, Nueva York y Sitges, llega a las salas españolas ésta su última obra.
Es la historia del ingeniero aeronáutico Jirô Horikoshi (1903-1982), el diseñador de varios cazas japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, convertida en una soñadora fábula. Jirô siempre deseó ser aviador pero debido a sus muchas dioptrías no pudo lograrlo. Ingresó en una compañía aeronáutica en 1927 y pronto fueron reconocidos sus méritos. Su trabajo chocó de frente con su espíritu sensible, pacifista y apasionado, junto a la historia de amor con su esposa, que estuvo a su lado en todo momento.
La película levantó polémica en su día en Japón por haber construido ese avión que sirvió para el ataque a Pearl Harbor, pues, aunque puso a la nación nipona en la vanguardia mundial de la ingeniería aeronáutica, sirvió para matar a muchas personas.
El film, menos lírico que otros trabajos suyos, relata la vida de Jirô a lo largo de la cual se dan algunos sucesos históricos, como el gran terremoto de Kanto en 1923, la Gran Depresión, el desempleo, una epidemia de tuberculosis, la pobreza, el fascismo y la entrada de Japón en la guerra. Se inspira en la frase de Paul Valery que la protagonista femenina cita en la cinta: "Le vent se lève... il faut tenter de vivre" (“El viento se levanta... es necesario intentar vivir”).
En ella Miyazaki parece querer atrapar el viento con sus dibujos como impulso creativo, tras treinta años haciendo cine animado, con un adiós a su tiempo, a su infancia y a sus mitos del niño nipón que soñaba con volar, pero debido a su aguda miopía se tuvo que conformar con diseñar aviones. En su camino se cruza Nahoko, el romántico amor de Jirô, el inventor que sueña con hacer aviones hermosos y ligeros y sin embargo durante los años 40 hace el cazabombardero Z, el mejor de la Segunda Guerra Mundial, que contra sus deseos sirvió para causar la muerte de miles de personas. Ambos se conocen debido al viento, cuando a él se le vuela el sombrero en el tren y lo recoge ella y se reencuentran cuando, pasado el tiempo, a Nahoko se le vuela la sombrilla bajo la cual pinta debido a una fuerte ráfaga de aire y la recupera Jirô y ya no se volverán a separar hasta la muerte.
Bien narrada aunque con un ritmo algo premioso, con un guion que se entretiene más de lo debido en ciertos momentos que se podían haber aligerado, en cuya trama se dan cita los sueños de Jirô en los que apenas se hace distinción de la realidad en algunos de ellos, con la fantasía de hablar con su ídolo, el diseñador italiano Giovanni Battista Caproni, caminando por las alas de un avión en vuelo, por ejemplo, y alguna pesadilla.
Posiblemente no sea su mejor cinta, ni la más asequible, con un excesivo metraje que avanza de manera descompensada, de este gran director pero sí es la más seria, en la que vuelve a sus inicios de Porco Rosso (1992), también sobre la aviación y como homenaje a su padre que fue ingeniero aeronáutico.
Tiene belleza fotográfica en sus vivos colores, detallismo en los dibujos, bien realzados por la banda sonora de Joe Hisaishi.
Nominada al Oscar a la mejor película de animación y al Globo de oro como film extranjero. Premio del público en el Festival Mill Valley. Premio de los críticos de Boston, Ohio, Chicago, Nueva York, San Diego y Toronto.
El viento se levanta -
by Francisco Casado López,
May 06, 2014
3 /
5 stars
Una despedida feliz
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