El gran circo de la Fórmula 1 es siempre un espectáculo de gran predicamento entre el público en general. También el cine se ha acercado, de vez en cuando, a este deporte que tiene mucho más de industria que de deporte propiamente dicho; entre otras cosas, no sé qué músculos se ejercitan en este supuesto deporte…
Probablemente la película que mejor recoge el ambiente (al menos el de los años sesenta, aunque seguramente no debe tener mucho que ver con el actual de los Fernando Alonso, Hamilton y compañía) de las carreras de coches de “elite”sea esta “Grand Prix”, una superproducción dirigida por el realizador americano John Frankenheimer, uno de los componentes de la llamada “generación de la televisión”, que contó con un interesante reparto en el que destacaba, sobre todo, la gallardía de James Garner y la serenidad imperturbable de Yves Montand, una de las presencias cinematográficas más apreciadas de los años sesenta y setenta. Destaquemos también a la hitchcockiana Eva Marie Saint (inolvidable en “Con la muerte en los talones”, del gran sir Alfred, pero también en “Exodo” y en “La ley del silencio”), así como la presencia exótica de Toshiro Mifune, el actor japonés más internacional, cuyo nombre irá siempre unido al de su maestro y mentor, Akira Kurosawa.
“Grand Prix” cuenta la historia de cuatro corredores de primera línea, sus afanes, sus amores, sus desesperanzas, sus victorias. Son cuatro seres humanos constantemente en el filo de la navaja. Filme entretenido, y agradable de ver, quizá sea demasiado largo para lo que ahora se estila.
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